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Eurocopa 2021 | La final ante Italia, la catapulta perfecta para que Inglaterra construya un nuevo relato

Agustín Galán

Actualizado 11/07/2021 a las 07:31 GMT

La selección inglesa de Gareth Southgate afronta este domingo la final de la Eurocopa 2021 contra Italia, una ocasión única para romper con un pasado fatalista explicado en clave triunfadora. Inglaterra tiene en su joven camada ofensiva liderada por un Harry Kane en el momento cumbre de su carrera los cimientos ideales para iniciar un nuevo ciclo en su historia.

Harry Kane, Bukayo Saka y Kyle Walker (Inglaterra). Eurocopa 2020

Fuente de la imagen: Getty Images

Una Eurocopa más, el estribillo de Three Lions, el tema de Baddiel y Skinner que se popularizó durante el torneo de 1996 ha vuelto a sonar de forma machacona, explotada hasta el hastío por los medios y aficionados ingleses para reclamar el retorno del trofeo a su supuesto lugar de pertenencia. La realidad es que ese estribillo tan insoportablemente pegadizo del it's coming home no pertenece a la canción oficial del torneo (era We're in this together, de Simply Red) ni la Eurocopa pertenece de ninguna manera a los pross, como bien recordó Kasper Schmeichel antes de probar el amargor de la derrota en la prórroga de la semifinal. Conviene recordar que Inglaterra jugará su primera final europea este domingo 11 de julio.
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Previa 60" Italia-Inglaterra: El huracán 'azzurro' amenaza al anfitrión (21:00)

El hecho de ser una de las cuatro federaciones fundadoras del fútbol moderno y de haber conquistado el Mundial de 1966 en el antiguo Wembley ha construido una mística en torno a la selección inglesa que sus resultados posteriores no han sostenidoa posteriori. Lo que sí ha logrado esa mística es dejar un rosario de ídolos caídos por el camino, generaciones completas llenas de talento que han sido víctimas de un mito exagerado y se han despedido sin un reconocimiento a nivel de selecciones. John Barnes, Ray Wilkins, Glenh Hoddle, Paul Gascoigne, Wayne Rooney... Ninguno pudo devolver el fútbol a su teórica casa.
Han pasado ya 55 años desde el primer y único Mundial conquistado por Inglaterra, el que organizó en 1966, y desde entonces sólo alcanzó las semifinales dos veces. La primera fue en 1968, disfrutando aún de la generación campeona del mundo, y la segunda fue en 1996, también como anfitriona, con el amargo poso que dejó el penalti errado por Gareth Southgate contra Alemania, un estigma que parece haberse sacudido este año tras haber roto la barrera psicológica. En la previa ante Dinamarca quedaron patentes los esfuerzos de Southgate para que esos recuerdos dejaran de bloquear el paso de la nueva generación, y tras el penalti a Sterling y el gol de Kane da la sensación de que por fin está en camino de lograrlo.
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Resumen del Inglaterra-Dinamarca: El árbitro evita el 'Wembleynazo'

Wembley acogerá la final de esta Eurocopa ante Italia igual que lo hizo en 1966 ante Alemania Federal, pero no es el viejo Wembley con sus dos majestuosas torres gemelas en la entrada. Este Wembley es nuevo, tiene como principal seña de identidad un arco, y en su césped juegan jugadores que ni siquiera habían nacido en 1996, la fecha del último drama nacional en semifinales. Inglaterra también cayó en la penúltima ronda en el último Mundial, pero ya forma parte de una nueva Inglaterra, la que quiere Southgate, sin hipotecas del pasado y que sólo mira hacia el futuro.
Cuando Phil Foden y Mason Mount reclamaron los titulares desde las inferiores al brillar en el Mundial Sub-17 y el Europeo Sub-19, respectivamente, pocos podían pensar que esos éxitos se podían trasladar con eficiencia a la absoluta. Si la generación dorada de Rio Ferdinand, Steven Gerrard, Frank Lampard o Wayne Rooney había naufragado, ¿cómo no iba a hacerlo la de estos jóvenes descarados? Pues bien, aquí están, con el equipo más sólido de la EURO y sin prestar atención a nadie más que su seleccionador y al rival de turno.
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England U17

Fuente de la imagen: Eurosport

El engañoso relato de Inglaterra durante las últimas décadas ha ocultado incluso que en la letra de Three Lions se recoge el pesimismo histórico de una afición resignada ("están seguros de que Inglaterra lo va a arruinar, lo va a desperdiciar"). Esta vez no tiene por qué. Es una nueva Inglaterra, en un nuevo Wembley y en una final, un nuevo escenario que nunca antes había alcanzado, la final. Eso sí, enfrente está Italia, el último y complicado peaje que Gareth Southgate necesita atravesar para reclamar su propia página en la historia del fútbol, a ser posible sin que nadie le vuelva a recordar un penalti que falló cuando Declan Rice, Bukayo Saka y Jude Bellingham no estaban ni siquiera en los pensamientos de sus padres.
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