Europa League | ¿Lo sabías? La verdad del penalti de Riquelme al Arsenal y que él no ha vuelto a ver

Realmente, si Juan Román Riquelme hubiera metido el penalti contra el Arsenal el Villarreal no hubiera pasado a la final de la Champions League de 2006 que se jugó en París y acabó ganando el Fútbol Club Barcelona de Frank Rijkaard. En caso de que el argentino hubiera acertado o el veterano portero Jens Lehman no hubiera atajado, el partido se hubiera ido a la prórroga.

Cierto es que con el subidón de haber igualado la eliminatoria en el minuto 87 (1-0 en la ida con gol de Kolo Touré) y con varios minutos y una presumible prórroga por jugar, la inercia del partido podría haber caído del lado amarillo. En los 180 minutos que duraron esas semifinales de Champions, el ningún momento el Villarreal fue muy inferior al rival inglés. Más bien, y pese al penalti fallado de Riquelme, sucedió todo lo contrario: el equipo entrenado por Manuel Pellegrini y comandado desde el centro del campo por Marcos Senna y el propio Riquelme más la pólvora arriba de Diego Forlán, tuvo en sus manos ese pase a la final de la máxima competición continental.

Todo el mundo recuerda ese fallo de Juan Román Riquelme en el minuto 87, cuando Clichy derribó a José Mari Romero y el árbitro ruso Valentin Ivanov no dudó en señalar los once metros. Todo El Madrigal (hoy renovado Estadio de La Cerámica), todo el pueblo, la provincia de Castellón y prácticamente todo el fútbol español contuvieron el aliento y deseaban con todas sus fuerzas que entrara ese penalti.

Riquelme, serio y con la mirada perdida -así era su cara de concentración en los momentos importantes- suspiró y golpeó el balón. Tal vez sin demasiada convicción pese a su infinita calidad pero el caso es que Lehman adivinó la trayectoria del balón y casi lo bloca.

El silencio del estadio amarillo duró varios segundos, tanto que el propio Riquelme se quedó bloqueado desde el punto de penalti y ni tan siquiera fue a intentar cazar su propio rechace. Algo que sí intentó su compatriota Juan Pablo Sorín, quien entró con todo entre defensas del Arsenal que poco después abrazaron a su portero.

Las imágenes se centraron en la cara de Riquelme, pero acto seguido enfocaron a Fernando Roig, presidente y propietario del Villarreal, derrumbándose en el palco junto a su mano derecha, José Manuel Llaneza y la cara de circunstancias del entonces presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps.

De hecho, las lágrimas de Roig acabaron siendo tanto o más famosas que las del propio Riquelme o las del delantero mexicano Guille Franco, quien también perdonó claras ocasiones en aquella amarga noche.

El Villarreal siguió jugando la Champions League, ya sin Riquelme, en 2008 quedó segundo en Liga y recientemente con Marcelino en el banquillo llegó a otras semis europeas frente al Liverpool. Pero no fue lo mismo, nunca estuvieron tan cerca de jugar una finalísima de Champions, donde se hubieran medido al mejor Barça de Ronaldinho.

"La gente puede pensar que es raro. Pero jugar a la pelota me divertía no me ponía nervioso nunca. El club y los jugadores hicieron un gran trabajo. Nunca lo pude volver ni el partido ni el penalti. No creo que lo vuelva ver. Me queda la sensación de que tuvimos que jugar esa final de Champions contra el Barcelona. Creo que lo hubiésemos pasado bien", aseguró el argentino en una charla virtual entre varios exjugadores del Villarreal.

Ahora es un recuerdo romántico y que el paso de los años le ha quitado dramatismo y ese poso de tristeza. Si Riquelme hubiera metido ese penalti su carrera hubiera sido más grande y el Villarreal hubiera tenido esa opción de jugar la prórroga y seguramente acabar de remontar a aquel Arsenal que, por cierto, en la final vendió muy cara su derrota ante el Barça.