Fútbol femenino: Ellas ya disfrutan de la Copa soñada

Eso fue un mérito, pero que se lo pongan fácil a Barcelona, Madrid y Atlético... No creo que sea la más prestigiosa", dijo en su momento Quique Sánchez Flores, cuando entrenaba al Espanyol.

Es sencillo. Las eliminatorias a ida y vuelta no favorecen el espectáculo y sí la especulación. Para los grandes es un chollo, sobre todo en los primeros cruces. Rotaciones salvajes en el primer partido y si las cosas no salen bien, cracks en el segundo. La ilusión de los más pequeños se desvanece, a pesar de casos aislados como aquel Mirandés que alcanzó las semifinales o el Alcorcón que endosó un 4-0 al Real Madrid.

Luis Rubiales es defensor a ultranza de la renovación de una Copa que se ha quedado caduca. En sus primeros días como presidente de la RFEF declaró que si no la ha cambiado ya es porque están vendidos los derechos de televisión desde hace tiempo. Sin embargo, reconoció un acuerdo con la LFP para que todas las eliminatorias hasta cuartos de final se decidieran a partido único, algo que se celebró por unanimidad.

Sin embargo, en la Copa de la Reina los cambios no se han hecho esperar. El torneo, que se celebraba íntegramente a finales de temporada, tan solo lo disputaban los ocho primeros clasificados (la mitad de los equipos de la Liga Iberdrola) y aunque en anteriores ediciones los cruces eran a un solo partido en una sede concreta (La Ciudad Deportiva de las Rozas fue el escenario más utilizado) en la 17-18 se optó por cambiar al doble partido, algo que restó emoción, sobre todo en los primeros cruces.

El pasado domingo, la Copa dio un giro de 360 grados. Pasó a integrar a los 16 clubes de la Liga sin importar posición. Los ocho partidos se jugaron a lo largo de todo un día, en una fiesta sin precedentes en el fútbol femenino. Al jugarse en fin de semana, la afluencia a los campos fue mayor (recordemos que la Copa del Rey se juega los martes, miércoles y viernes) y la emoción fue la tónica en toda la jornada.

Y es que hubo hasta cuatro prórrogas y tres tandas de penaltis, donde guardametas como Ana Vallés (suplente en Liga con el Rayo) se luciera con hasta tres lanzamientos detenidos. Partidos locos como el UDG Tenerife 4-4 Levante o el Betis 3-3 Athletic (las leonas lograron igualar un 3-0 en contra) y hasta resultados más ajustados de lo normal para Atlético (4-2) y Barcelona (2-0) ante Málaga y Espanyol respectivamente. Además, ninguna jugadora reservó su mejor nivel: Priscila Borja hizo un hat-trick que estrenó con un obús espectacular desde fuera, y Nahikari García dio el pase a la Real con un remate de tijera.

“El formato de antes no era nada bueno. A final de temporada, con cansancio acumulado, con dificultades para recuperarse entre partidos, horarios complicados… me gusta más este”, declaró Mapi León, internacional con España y defensa central del Barça en una entrevista a Mundo Deportivo. Otro aliciente es la posibilidad de que jugadores que no cuentan con oportunidades en Liga las puedan aprovechar en Copa, algo imposible para los ocho equipos que antes no la disputaban y difícil para los que sí lo hacían, pues con el torneo entero por jugar en cuestión de semanas las rotaciones eran mínimas.

Así, Andrea Marrero (un solo partido con el Granadilla) marcó el gol en la prórroga que puso contra las cuerdas al Levante, Kiana Palacios demostró que con más minutos en la Real Sociedad puede aportar más goles, y Ludmila se reivindicó con un póker para certificar que merece ser indiscutible en el Atleti.

La Copa de la Reina ha servido de ejemplo para que su homónima en el fútbol masculino tome ejemplo y nos haga vibrar tal y como lo hicieron ellas en un día mágico de fútbol femenino.