Fútbol femenino: La Generación de Oro

Son las palabras de una de las capitanas de la selección española que se ha coronado en Uruguay con el primer título para el fútbol femenino de nuestro país. Catalina Coll, guardameta del modesto Collerense, ha conquistado este año un oro europeo, una plata mundial y el reciente título con la sub-17. Como algunas de sus compañeras, este torneo se le quedaba corto.

El pasado verano, en el Mundial sub-20 de Francia, Cata fue también la portera titular (por delante de Noelia Ramos, guante de oro del Mundial sub-17 de Jordania en 2016) sin haber cumplido la mayoría de edad. En la banda derecha, Eva Navarro era el centro de todas las miradas por su desparpajo, a pesar de contar con tres años menos de la edad habitual. Mismo caso ocurría en la delantera, una tal Claudia Pina, autora de siete tantos en seis partidos y ganadora del Balón de Oro el pasado sábado.

No son jugadoras normales. Están hechas de otra pasta, y no es una cuestión genética. Hace dos años y medio tuve la fortuna de entrevistar a Jennifer Hermoso, una de las grandes estrellas de la Liga Iberdrola y la Selección española. Y lanzó un mensaje para las niñas a las que les ponían trabas para jugar al fútbol. Hizo un poco de pitonisa: “Creo que lo peor ha pasado y ahora en adelante las cosas van a ser muy distintas. Hemos abierto un camino y para ellas va a ser espectacular. Que no se echen atrás por ser chicas. Todo lo que viene va a ser perfecto para ellas”.

Esas niñas a las que animaba Jenni a seguir luchando son las mismas que han levantado el primer Mundial femenino, el tercero en cualquier categoría (masculina o femenina) en la historia del fútbol español. No es casualidad que ésta sea la generación de oro y no otra. Se han dado todas las circunstancias, desde el talento hasta el trabajo (variables ya asumidas desde hace tiempo) y un crecimiento exponencial en infraestructuras y medios, no solo en las categorías inferiores de la Selección. También en los clubes, que han invertido parte de su capital en mejorar el estatus de la futbolista y en favorecer su entorno.

El resultado no se hizo esperar. Tres oros y una plata en los cuatro torneos celebrados en 2018. Casi todas las jugadoras que han formado parte de estos éxitos han debutado en Primera División. Salvo el Sporting de Huelva, todos los equipos de la Liga Iberdrola cuentan con una de ellas en sus filas. Visto con la perspectiva de años anteriores, la diferencia se hace más latente. Así lo explica Paloma Lázaro, jugadora del UDG Tenerife e integrante de la selección española que acabó tercera en el Mundial sub-17 de 2010, en Trinidad y Tobago. “Están mucho más preparadas. En nuestra época salía una niña de cada 10 equipos. Eso lo hemos mejorado, cada día está creciendo más la cantera. Es el caso de Paola (Hernández) en nuestro equipo, que cuando viene a entrenar con nosotras no la diferencias, es una más. Y piensas, joder, tiene 16 años y es brutal cómo juega. Imagina 20 como ellas”.

No hace falta imaginar. Las tenemos y las disfrutamos. Esta generación coincide con la dulce transición hacia la absoluta, conducida por un Jorge Vilda que las ha moldeado desde pequeñas (incluso dirigió a la selección que se proclamó campeona de Europa sub-19 el pasado verano) y que es el más indicado para llevar a cabo una labor siempre complicada. “Yo sé que esta generación dentro de unos años volverá a hacer historia. Me veo dentro de diez años jugando al fútbol, en la selección absoluta y ganando títulos”, afirma rotunda Cata Coll. Nos sumamos a ese optimismo.