Juegos Olímpicos Tokio 2020 | La columna de Elías Israel: Jesús Vallejo y la maldición del oro

Era aseado en la salida del balón y tenía un sentido de la anticipación sorprendente. Era un jugador destacadísimo por su inteligencia posicional y por su personalidad en las categorías inferiores de la Selección.

El Real Madrid, con el puesto de central bien cubierto, decidió iniciar un carrusel de cesiones para Vallejo, desde Alemania (Eintracht) pasando por Inglaterra (Wolverhampton) para volver con más pena que gloria al fútbol español en el Granada. Siempre transitó entre la falta de confianza de los diferentes entrenadores y un cúmulo de lesiones que le impidieron tener continuidad.

Llegó a la cita olímpica como central, pero la lesión de Mingueza y la sanción a Óscar Gil le llevaron a tener minutos de lateral en algunos encuentros previos. En la final frente a Brasil se vio la peor versión de Vallejo, cuando Luis de la Fuente, decidió sentar al espanyolista Óscar Gil y cambiar a sus dos laterales antes de la prórroga. Vallejo estuvo completamente desubicado y con una falta de contundencia preocupante. Es cierto que el segundo gol brasileño viene de un córner mal lanzado por Carlos Soler, pero Vallejo nunca puede dejarse comer la tostada por Malcom como lo hizo en un balón de cuarenta metros. Pocos minutos después volvió a cometer otro error similar en un balón dividido. Sus subidas en ataque resultaron inofensivas y quedó señalado como uno de los responsables de que la "maldición del oro" siga persiguiendo a los equipos españoles en los Juegos desde hace ya 25 largos años.

El Real Madrid ha vendido a Ramos y a Varane. Es verdad que ha fichado a Alaba o que siempre tendrá a Nacho, que es un seguro de vida siempre, además de a Militao, que acabó la pasada temporada como un tiro. Vallejo pinta como cuarto central, aunque después de sus malas sensaciones en Tokio, quien sabe si el Madrid reconsiderará correr el escalafón de cantera.

Con contrato en el club blanco hasta 2025, quizás lo mejor sería encontrar un destino donde volver a empezar, con confianza, y sin la enorme presión de sentirse estigmatizado.

España no perdió por Vallejo, quede claro, pero su foto con Malcom es la imagen de esta derrota, hoy dolorosa. Las platas se valoran con el paso del tiempo, un camino inverso al de Jesús Vallejo, que pierde valor según pasan los años.