Los viernes de Iván Castelló: El oro puro de la plata olímpica de Amberes

Por una gesta que aún perdura en el recuerdo futbolero sin que haya una imagen y que fue el motor motivacional de aquella generación, la de los locos años 20, la que empezaba a descubrir ese deporte creado por los pobres en Inglaterra y que ya robaban los ricos por doquier. Por un triunfo de España contra Suecia que bautizó un concepto, la ‘Furia Española’ (término, por cierto, ya usado en el país durante la campaña de los Tercios en Flandes durante el siglo XVI).

En los Juegos Olímpicos de Amberes, el cuadro del torneo de fútbol emparejó a España camino de la medalla de plata con la selección de Suecia. El 1 de septiembre, en un pase a los 55 minutos de Sabino Bilbao Líbano desde la banda, nacía la mítica frase “Sabino, a mí, el pelotón, que los arrollo” en boca del rematador con todo: José María Belausteguigoitia Landaluce, ‘Camioncito’ (y luego ‘el león de Amberes’) para sus compañeros por su robustez física (1,95 metros, casi 100 kilogramos de peso).

Y remató Sabino Belauste (nacionalista vasco que vivió exiliado en Francia y luego en México) con el alma al punto de meter el balón en la portería junto a cuatros suecos y a él mismo. Una jugada para la historia que resume la ambición, la fuerza de voluntad, y no sólo física, una demostración práctica del querer es poder. Ganó España 2-1 a Suecia pocos días antes de vencer a Holanda y asegurarse la medalla de plata cuando, entonces, la plata se conquistaba ganando el torneo de consolación y no perdiendo como es norma posterior.

Se dice, se comenta, se rumorea, que fue el partido más violento de la historia. Más incluso que los posteriores Brasil-Hungría del 54, ‘La Batalla de Berna’, o Chile-Italia del 62, ‘La Batalla de Santiago’. Entre el Olimpo de los mitos se sigue acostando la leyenda de un gol que forjó a toda una nación.