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La alegría y los fantasmas del primer título de Colombia en Copa Libertadores

PorEFE

Publicado 31/05/2019 a las 23:23 GMT

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Fuente de la imagen: EFE

Bogotá, 31 may (EFE).- Treinta años después de la primera conquista de la Copa Libertadores por un club colombiano, la alegría de la gesta alcanzada por el Atlético Nacional un 31 de mayo como el de hoy se mezcla con el luto que salpicó a esa plantilla por culpa de la violencia y el narcotráfico que campeaban entonces en el país.
Seis meses antes de la conquista había estallado en el fútbol colombiano una gravísima crisis a raíz del secuestro, en noviembre de 1988, del árbitro Armando Pérez por pistoleros al servicio de la mafia que movía millonarias sumas en apuestas ilegales.
El gobierno intervino el fútbol profesional y con esa panorama el equipo verdiblanco de Medellín llegó a la final de la Libertadores.
La celebración por el título sin antecedentes duró poco porque la crisis tocó fondo seis meses después, el 15 de noviembre de 1989, con el asesinato en Medellín del árbitro FIFA Álvaro Ortega.
La Liga de esa temporada fue cancelada y no hubo campeón.
Toda actividad futbolística en la Primera División se suspendió, así como la participación de Colombia en la Copa Libertadores de 1990.
Así era la coyuntura peligrosa que rodeaba al país.
Aquella noche histórica de 1989 en la que el Atlético Nacional derrotó al Olimpia paraguayo en una tanda de penaltis Andrés Escobar, Ómar 'Torito' Cañas, Albeiro 'el Palomo' Usuriaga y Felipe Pérez destacaban en la plantilla de "puros criollos".
Pero no vivieron mucho para contar la gesta.
El partido de vuelta de la final de la trigésima edición de la Libertadores se jugó en el estadio El Campín de Bogotá. El Olimpia, que había ganado por 2-0 en Asunción, perdió por idéntico resultado en tiempo reglamentario con un autogol de Fidel Miño y un cabezazo de Albeiro Usuriaga.
Ya en los penaltis, el drama se extendió durante catorce lanzamientos. El último cobro en aquella infinita tanda lo concretó el mediocentro Leonel Álvarez.
Cuatro años más tarde, el delantero Omar Darío Cañas fue hallado muerto en el área metropolitana de Medellín. Un día antes había sido denunciada su desaparición.
El cuerpo del jugador, que entonces tenía 22 años y a quien los aficionados conocían como 'el Torito', yacía junto a otros dos cadáveres.
En julio de 1994 la muerte de Andrés Escobar impactó al mundillo del fútbol, que ese año celebraba el Mundial de Estados Unidos. La selección de Colombia regresó a casa al cabo de la fase de grupos.
A este eliminación contribuyó sin querer el espigado y elegante central, con un autogol ante la selección de Estados Unidos.
Escobar se encontraba en un club nocturno en las afueras de Medellín, cuando fue acribillado por un sujeto que le recriminó por la decepcionante campaña de Colombia.
En 1996, Felipe Pérez Urrea recibió ocho balazos en Medellín cuatro meses después de haber recuperado su libertad por su colaboración con el desarticulado Cartel de Medellín.
Un año después el que fue presidente de aquél Atlético Nacional, Cristóbal Tobón Olarte, fue asesinado en un hotel bogotano.
Quince años después de la conquista del título de la Libertadores otra infausta noticia llegó para los que formaron en aquél equipo conducido con maestría por Francisco 'Pacho' Maturana.
Albeiro 'el Palomo' Usuriaga, goleador de aquél equipo, ya retirado de las canchas, fue acribillado en la puerta de su casa en Cali.
René Higuita, JJ Carmona, Luis Carlos Perea, Gildardo Gómez, Leonel Álvarez, Alexis García, Luis Alfonso Fajardo, Jaime Arango y John Jairo Tréllez completaron esa plantilla que hizo historia.
Treinta años pasaron ya entre alegrías y tristezas, pero los fantasmas rondan la historia que no se olvida.
Carlos Andrés Valverde
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