LaLiga, Atlético de Madrid-Getafe: Cómo COSTAba estar sin ti (2-0)

Diego Costa: El hombre del partido. El jugador que necesitaba el Atlético de Madrid. Su partido tuvo de todo: Gol, bronca, expulsión, trabajo para el equipo... Apenas dos partidos bastan para saber que será el socio ideal de Antoine Griezmann.

Antoine Griezmann: La llegada de Diego Costa es una bendición para el galo. Su presencia libera al ‘7’ y hace que se sienta muy cómodo actuando entre líneas.

Munuera Montero: Acertado o no, su actuación no dejó a nadie contento. Diez amarillas y una roja, ni más ni menos.

Vino como se fue. Diego Costa en estado puro. Gol, pelea, protestas, trabajo para el equipo y una auténtica pesadilla para la pareja de centrales que se precie. El de Lagarto fue el protagonista de un plácido triunfo ante el Getafe que sitúa al equipo de Simeone como principal perseguidor del Barça.

Pronto avisaron los locales por medio de Costa a los 5 minutos y de Griezmann a los 10. El Getafe únicamente inquietaba con tímidos acercamientos de Amath y Ángel. El acierto de Griezmann entre líneas puso en bandeja a Correa el primer gol del partido. El francés, más liberado por la presencia de Diego Costa, se sintió muy comódo todo el partido en una posición más retrasada y filtró un balón que el argentino definió muy bien con el exterior.

El final de la primera parte estuvo marcado por la polémica, con los 22 protagonistas más pendientes de Munuera Montero que del partido. Hasta 7 tarjetas mostró el andaluz ante la desesperación del Wanda Metropolitano y de los jugadores rojiblancos.

El inicio de los segundos 45 minutos ofreció muy poco salvo una acción que a la postre sería clave, la amarilla que vio Diego Costa por soltar el codo a Djené a los 62 minutos. En esas, Simeone optaba por reforzar el centro del campo con Thomas y Bordalás daba entrada a dos hombres de ataque como Gaku y Álvaro en detrimento de Sergio Mora y Portillo.

Y de repente, en el minuto 68, llegó una de esas jugadas de la que se hablará toda la semana. Diego Costa firmó el tanto de la sentencia ante la locura de todos los presentes. La euforia le costó la segunda tarjeta amarilla al celebrarlo con el público. El partido murió con la marcha de un futbolista que vino como se fue, pero que no deja a nadie indiferente y que desde el primer día ha contagiado de alegría e ilusión a la que siempre fue su hinchada. Cómo costaba estar sin él...