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Los martes de Elías Israel: 50 “kilazos” por Varane

Elías Israel

Publicado 27/07/2021 a las 07:50 GMT

Rio Ferdinand, el antaño buen central inglés reconvertido en figura mediática, anunció a bombo y platillo el fichaje de Raphael Varane por el Manchester United, con un sonoro “lo hemos conseguido”.

Varane en el encuentro del Real Madrid ante el Granada.

Fuente de la imagen: Getty Images

Como suele ocurrir en estos casos, la ilusión se dispara, se destaca el incuestionable palmarés del futbolista, su meticulosidad para conocer los entresijos del club al que va a llegar para intentar que su adaptación sea lo más rápida posible y se rebuscan todos los detalles que permitan agrandar su figura.
En la zona noble de Valdebebas se frotan las manos. Diez millones costó traerle del Lens y ha dado diez temporadas a un altísimo nivel. Cincuenta millones de euros en un mercado completamente a la baja, para un jugador al que le resta un año de contrato y que podría irse libre el próximo 30 de junio, suena a operación redonda desde el punto de vista económico. La cuestión más debatible es desde el punto de vista deportivo: el Madrid auspicia la salida de sus dos centrales titulares, Varane y Sergio Ramos, y, a cambio, se ha traído, muy bien traído por cierto, a David Alaba. La defensa blanca, si no se refuerza con algún otro central de jerarquía y recurre a las alternativas caseras de Chust o Vallejo, será objetivamente más endeble que la temporada pasada.
Jugarse todo a la carta de M’Bappé tiene sus riesgos. Por muy bueno y diferente que sea el francés, por mucho que te cambie el plan de negocio, va a tener que aguantar una presión importante, por no decir insoportable. Si viene al Madrid será para ganar más dinero y más títulos, pónganlo en el orden que prefieran. Incluso con la llegada de Kylian, y su complicidad con Benzema, un equipo necesita de muchas más cosas para ser realmente competitivo y para poder optar a los títulos importantes, con competencia real en todos los puestos.
Sería oportunista mentar el partido contra el Rangers para meter el dedo en la llaga de las muchas dudas que genera la profundidad de plantilla de Ancelotti. El italiano tiene que ser capaz de meter en dinámica competitiva a jugadores que prometían mucho o costaron muchísimo, tipo Odegaard o Jovic, y que no se acaban de adaptar al peso de la camiseta blanca. El ahora capitán Marcelo e Isco necesitan elegir si prefieren seguir sintiéndose futbolistas o seguir hundiéndose en las movedizas arenas de la mediocridad. Carletto cruza los dedos para que los tobillos, o quien sabe si las cabezas, de Hazard y Bale se reseteen para recuperar algo de ese esplendor que suena tan lejano y que ahora se atisba utópico.
Sin el liderazgo de Ramos dentro y fuera del campo, sin la jerarquía de Varane, con la ilusión M’Bappé que depende de un jeque caprichoso, pero con 50 kilazos en el banco, se afronta una temporada incierta. Al menos, ya se mueve algo más que las grúas del Bernabéu.
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