Los martes de Elías Israel: ‘Catar’ la derrota

La cima de la pirámide del fútbol es representar a tu país en la Copa del Mundo de selecciones, en un tránsito que deambula entre el sueño infantil y en el mejor escaparate para tu revalorización como futbolista. Los jugadores celebran con algarabía, como vimos con los brasileños, entrar en la lista definitiva de su seleccionador y, a quince días vista de su sueño, su intensidad no puede ser la misma. El miedo a la lesión es libre.

El Real Madrid, exceptuando Alaba y quizás Mendy, se dejó el liderato en Vallecas con un carro de mundialistas en la alineación. Enfrente se encontró a uno de los equipos mejor entrenados y organizados del campeonato. Andoni Iraola ha conseguido el sueño de todo entrenador: que sus jugadores crean a pies juntillas su mensaje y que todos hayan alcanzado un pico de confianza máximo. Da gusto ver volar a Isi o Álvaro García o maravillarse con el despliegue físico de Comesaña y Óscar Valentín.

Con la mayoría de los jugadores del Madrid con la cabeza en Catar, los vallecanos ganaban casi todos los duelos, se encontraban mejor posicionados en las segundas jugadas e incluso, los más dotados físicamente, como Tchouameni, Valverde o Vinicius se empequeñecieron con el despliegue y la capacidad de reacción de los locales. Hay que ser justos y salvar a Marco Asensio, que apremiado por agradar al seleccionador, está dando motivos a Luis Enrique para que se acuerde de él, porque fue el jugador que provocó casi todo el peligro de su equipo.

En la foto de la primera derrota liguera hay que poner a Carlo Ancelotti, por no tirar del fondo de armario de su plantilla. Si achaca el mal partido a la falta de frescura o a la fatiga, debió leerlo antes, ayudar con los cinco cambios, meter a Nacho, a Ceballos o incluso a Mariano con mayor margen para cambiar la energía de su equipo.

No se trata de poner el grito en el cielo por la primera derrota liguera. El Madrid, después de su colosal inicio de temporada, ha sufrido un retroceso en sus cuatro últimos partidos, concediendo muchas más ocasiones de las que se le supone a un equipo tan poderoso, además de dos derrotas y un empate. Por mucha jerarquía que tengan sus hombres, no puede dejarse llevar ante el Cádiz, porque si no igualas la intensidad para imponer tu calidad, acabas jugando el partido que propone tu rival. Ancelotti ya sabe que la mayoría de sus jugadores van a estar con la cabeza en Catar. Que obre en consecuencia si no quiere que el parón se le haga más largo.