La realidad paralela de Nicaragua, el único país de América donde no para el deporte

Mientras el deporte se ha paralizado en prácticamente todas las regiones del planeta como medida inevitable ante la amenaza del coronavirus, hay dos países que, tres semanas después del inicio de la pandemia, mantienen la competición sin quizá, pensar en las consecuencias.

El primero es Bielorrusia, que se ha convertido en el único bastión del fútbol europeo, con su liga como la única competición doméstica que continúa activa al margen del parón que afecta a las demás del Viejo Continente. El segundo, al otro lado del charco, entre el mar Caribe y el océano Pacífico, es Nicaragua, el único país de América que no ha tomado medidas de prevención, ni ha establecido ningún tipo de alerta o restricciones para intentar frenar la epidemia.

Si bien su situación contrasta con la de tierras vecinas (en México hay más de 1000 casos mientras que en Nicaragua solo se cuentan cinco), ya son muchas las manifestaciones en contra del gobierno nicaragüense, que promueve aglomeraciones públicas que aumentan el riesgo de contagio, como la inauguración de obras públicas para ocio de la población o marchas y manifestaciones contra el coronavirus que aglutinan a miles de personas, un acto irresponsable en contra de las indicaciones de la OMS y que contrasta con las duras medidas tomadas por países fronterizos como Costa Rica o El Salvador. Álvaro Ramírez, epidemiólogo nicaragüense reputado (residente en Irlanda), llegó a asegurar que el coronavirus es “peor que una guerra” y que en Nicaragua va a “matar más gente que la guerra de los 80”.

Al menos la Liga Nacional tomó la decisión de cerrar al público la Primera División de fútbol del país, así como los campeonatos de boxeo y béisbol, que se siguen disputando a puerta cerrada. Para muchos, esta medida no es suficiente. “Me parece poco responsable seguir jugando cuando el mundo ha tenido que parar para sobrevivir. Ojalá después no tengamos que lamentarnos pero creo que no se puede vivir de espaldas a la realidad”, opina el periodista Edgard Rodríguez, del diario ‘La Prensa’.

Por supuesto, son pocos los deportistas que se han pronunciado en contra. Uno de ellos es el delantero paraguayo Fernando Insaurralde, que ha rescindido su contrato con el Juventus Managua. “Sé de muchas personas que están con problemas y también me consta que el Gobierno está ocultando información. El 20 por ciento de la gente está quedándose en su casa, pero para la mayoría la vida sigue igual, anda por la calle sin importar el horario. Todo normal", asegura. Otros han decidido abandonar a su equipo para estar con la familia, como es el caso de Nikita Solodchenko (del Walter Ferretti) joven futbolista ruso que residía en Cádiz. El único equipo que ha protestado abiertamente es el Caciques de Diriangén, que posó con mascarillas y guantes antes del duelo frente al Ocotal y emitió un comunicado avalando la suspensión del campeonato.

“Entre los deportistas hay temor de emitir una opinión”, nos cuenta Edgard. No es de extrañar, pues la Liga ya ha apuntado que habrá sanciones para aquellos que no se presenten a disputar el partido correspondiente. Por otro lado, la paralización del deporte en un país como Nicaragua puede afectar de forma catastrófica en su economía, así como un posible confinamiento obligado. “En Nicaragua si te confinas mueres de hambre. La gente vive del día a día ya que hay muchos puestos de trabajo independientes. Si dejas de trabajar, dejas de facturar”, contó el oscense Pablo Gallego en el diario El Español.

Sin embargo, la propagación de la enfermedad puede tener consecuencias incluso peores. “El Gobierno impulsa los deportes y motiva que se siga jugando bajo el pretexto de que solo hay cinco casos de coronavirus en el país y que se podrá enfrentar una situación más grave, sin embargo la opinión de epidemiólogos es que se podrían sufrir resultados devastadores por el limitado sistema de salud”, afirma Edgard Rodríguez. El neurocirujano Josmar Briones, de la Asociación de Médicos Nicaragüenses en el Exilio, lo tiene claro: “de presentarse una situación como la de Italia, España o Estados Unidos, Nicaragua quedaría devastada por lo endeble y empobrecido de su sistema nacional de salud”. Con solo 120 respiradores artificiales para toda la población, la estimación es que en apenas 23 días la capacidad hospitalaria quedaría totalmente rebasada y según la Facultad de Medicina del Imperial College London, en un año el 91% de los habitantes se vería afectada por el coronavirus.

Un desastre que de momento va camino de producirse. El gobierno mantiene su postura y hasta nueve de los diez equipos votaron en contra de parar el balón. Este mismo miércoles hay nueva jornada con el Chinandega recibiendo al Juventus Managua. Que los pille confesados.