¿Primeros amagos de Simeone?

El técnico del Atlético no habla claro de una posible marcha, pero existen dudas sobre su futuro. El fútbol es así, que lo trata de devorar todo con el paso del tiempo se gane o no se gane. Y también le va tocando al entrenador de moda, al técnico del Atlético campeón de Liga contra la hegemonía de Barcelona y Real Madrid, lo que para muchos sería un triunfo para dejar pista libre.

Cholo Simeone.

Fuente de la imagen: Eurosport

Es el argentino Diego Pablo Simeone, patriarca del “partido a partido”, ideólogo del “no consuman” y el clavo al que se agarra todo el ‘atletismo’ del presente. Y cuando no lo vea claro, cuando perciba que el negativismo todo lo cubre, se irá pronto.
Así es cómo contestó a la pregunta en RNE sobre su continuidad tras el contrato renovado con el club rojiblanco hasta 2017 (lo firmó en 2013): “Para que esto suceda hay que ganar. Yo vivo de la energía y cuando no es positiva, no tardo mucho en marcharme. O si las cosas te salen mal, te invitan a irte. Tengo la sensibilidad de entender lo que hay. A mí no me gusta molestar, no sé manejarme en esa situación. El partido a partido es una forma de vivir. Yo me manejo por un estado de ánimo”.
El mero hecho de imaginar la marcha de Simeone, que algún día llegará, es un dolor de cabeza para la afición rojiblanca, huérfana de otros mayores referentes deportivos por su desapego al palco del club que aún conservan Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo.Pero Simeone resiste. Ya va por su cuarta temporada, en un ciclo que comenzó con Europa League y Supercopa de Europa, siguió con Copa del Rey, la campaña anterior alcanzó la Liga y en el presente ejercicio ya ha conquistado la Supercopa española. Una enormidad que será complicado siquiera rozar y un grandioso éxito que levanta ampollas todavía en los sectores que defienden como una logia a rivales del Atlético. Así que la marcha del argentino sería la victoria de algunos, el presunto retorno rojiblanco a catacumbas no tan pretéritas.
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Diego Pablo Simeone

Fuente de la imagen: AFP

El propio Enrique Cerezo debió contestar este jueves a preguntas de repente sobre un supuesto hastío de Simeone, bola de nieve que va creciendo cuesta abajo en la rodada: “Tiene muchas ganas de seguir luchando. Que se vaya es un caso tan hipotético que no se puede ni contestar, es como si hubiera un terremoto aquí mismo. Él está feliz y contento”.
Lo que es claro es que primero se lanzó ya en pretemporada la sonda de que si no le traían lo que pedía en el mercado de verano el argentino podría arrojar la toalla, harto supuestamente de no ver reflejada su ambición en la planta noble (por llamarla de algún modo).
Inter, Manchester City…
Luego sonó que el destino natural de Simeone sería acabar en el Inter de Milán, al que probablemente alguna vez, sí, entrenará para devolver al club lombardo a su grandeza perdida tras la marcha de José Mourinho. Simeone fue también jugador del Inter (1997-1999).
Lo último, en cuanto a clubes europeos, ha sido que el Manchester City habría pensado en Simeone (toma, claro) para sustituir a Manuel Pellegrini, quien no termina de enterarse de la película en Europa.
También su jefe de prensa, José Luis Pasqués, echó leña al fuego del runrún cuando respondió con vehemencia a unos primeros silbidos espontáneos en el Vicente Calderón surgidos del cambio de Griezmann por Raúl García en el partido de Liga contra el Celta de Vigo (2-2). Y eso que el técnico que estaba abajo, en el banquillo, era el Mono Burgos por la sanción desde la Supercopa de España de Simeone. “Ojo chicos a quien pitan, de corazón, cuidado, todos tienen derechos pero cuidado, no se equivoquen de presa, que después cuesta volver atrás", fue lo que escribió Pasqués en Twitter.
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Griezmann se lamenta en el partido entre Atlético de Madrid y Celta de Vigo

Fuente de la imagen: AFP

La selección albiceleste es otro reto pendiente en la carrera de Simeone, el puesto de mayor estimación por todo técnico argentino que se precie. Pero ahora, con la llegada de un entrenador contrastado como el Tata Martino (pese a su sonado fracaso en el Barça), esa aventura que llegará algún día parece aplazada hasta, al menos, después del próximo Mundial de Rusia en 2018.
Sigue, no obstante, Simeone pasos reconocibles en Pep Guardiola, que siempre aludió a la motivación como fundamental para continuar en el Barça, dando a entender que el desgaste era tal que solo con muchas ganas se podía soportar. Pep aguantó cuatro años. Los que llevará el Cholo en el Calderón en 2015.
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