Los jueves de Luis Villarejo: Benzema no se quita el traje de gala

Benzema está de dulce. Le sale todo bien. En Elche ayer, por momentos, pareció jugar al billar, pivotando, tocando, moviéndose y definiendo en la esquina de la portería. La triangulación perfecta de su gol ilustra el estado de gracia del Real Madrid.

El Madrid sigue llenando el zurrón de los puntos. Ancelotti quiere llegar al Mundial con el granero lleno, por si acaso alguno se despista tras las Navidades. Y con el reto de sumar cien puntos, que cada semana que pasa parece más factible.

Lo de Benzema con el Madrid no es conexión. Es vínculo. No es lo mismo. La conexión es efímera. El vínculo es duradero. Además, ya ha decidido quedarse en Madrid a vivir. Por tanto su condición de leyenda se agrandará con el tiempo.

Benzema sella la estética del juego del Real Madrid. Empatiza con el aficionado madridista más gourmet, que además de ganar, valora el cómo se gana.

Y es que el nuevo Balón de Oro además de jugar, hace mejor a los demás, entre ellos a Vinicius, Rodrygo y Valverde, que se mueven alrededor del francés en un carrusel perfecto.

Simón Winchester ha publicado en Turner ‘Los perfeccionistas’, un ensayo sobre cómo la precisión creó el mundo moderno. El autor pondera el motor Rolls Royce, por ejemplo, en sus páginas, donde a buen seguro hubiera tenido un hueco el fútbol a través de Benzema, icono de la perfección en estos días previos al Mundial.

Si Benzema es el rigor, la finura, Fede Valverde es el jugador revelación a nivel mundial. Ancelotti le ha picado poniéndole el reto de diez goles al año, cuando era un chico con poco recorrido en esta suerte. Ahora, se cuentan los días para intentar batir ese récord porque además Valverde se está dando cuenta que se atreve a disparar con las dos piernas. Con la zurda, su pierna mala, también busca en gol desde fuera del área.

La fórmula de buscar el gol desde fuera no es habitual en el fútbol español. Tras la marcha de Xabi Alonso, el Madrid había perdido ese encanto, que ahora ha vuelto al escenario. Valverde, con tanto gol con la pierna mala, parece ya holandés, de la escuela del Ajax, donde jugar con las dos piernas viene de serie.

Vender camisetas con Balones de Oro es más fácil. Se factura más y mejor. Y exigir a los patrocinadores un esfuerzo más por ese plus también es normal. Benzema va a vender más sus derechos de imagen. Igual que Alexis Putellas. 24 horas después de su Balón de Oro en femenino, Alexia presume de nuevo patrocinador, un producto dermoestético, un sector que abraza el fútbol femenino.