El riesgo de la llegada de Neymar a Barcelona sin escalas

El Barcelona apuesta fuerte por Neymar como fichaje estrella de cara a la próxima temporada. La necesidad de que haya una referencia mundial en el ataque azulgrana para apoyar a Leo Messi cuando el argentino no pueda afrontar por sí solo la responsabilidad anotadora ha hecho que el cuerpo técnico haya puesto sus ojos en el extremo brasileño, una de las perlas del panorama actual que aún no ha dado el salto al Viejo Continente.

La historia reciente, sin embargo, se sitúa en contra de los intereses del Barcelona. Las últimas incorporaciones que han llegado directamente de Sudamérica sin pasar una época de adaptación al fútbol europeo en algún club de menor entidad no han funcionado en el Camp Nou, y todos han salido por la puerta de atrás con escaso reconocimiento.

La temporada 2001-02, con el Barcelona inmerso en una espiral de derrotismo que lo llevó a encadenar varios años sin conquistar un título, trajo a cuatro jugadores de perfiles muy diferentes que no supusieron un cambio radical en el equipo entrenado por Carles Rexach.

Javier Saviola, la joven perla de River Plate, era el jugador más prometedor de los cuatro sudamericanos que aterrizaron en Barcelona. Roberto Bonano, Fábio Rochemback y Geovanni Deiberson tenían perfiles más discretos, pero ninguno de los cuatro llegó a triunfar vestido de azulgrana. La afición profesaba un cariño especial por Saviola, delantero en el que había puestas muchas esperanzas, aunque no ofreció su mejor rendimiento y terminó encadenando cesiones hasta que abandonó el club con más pena que gloria.

La experiencia previa no hizo desistir a la junta directiva azulgrana de la época de buscar perlas en el mercado sudamericano, y la temporada siguiente se incorporó Juan Román Riquelme, la estrella indiscutible de Boca. Su estilo de juego pausado tampoco caló y pasó desapercibido con Louis van Gaal.

Maxi López llegó en el mercado invernal de la temporada 2004-05, con Frank Rijkaard al mando, pero la 'Gallina' apenas aportó más que un gol ante el Chelsea en Champions y una lesión de ligamentos en la rodilla que le hizo caer en el olvido.

Los brasileños Henrique Adriano Buss y Keirrison de Souza son dos 'expedientes X' de la historia reciente del Barcelona. Ambos llegaron procedentes del Palmeiras, pero nunca llegaron a disputar un partido oficial con la camiseta blaugrana y terminaron desvinculándose del club tras acumular cesiones. Ambos fueron un agujero negro para la economía azulgrana y un ejemplo a evitar a la hora de realizar contrataciones en el futuro.

La lista de jugadores sudamericanos que el Barcelona fichó después de que realizaran una escala en algún club europeo de menor entidad ha dado muchos mejores réditos, e incluso se han llegado a coronar como jugadores de elite después de fichar por los culés.

Romario, Ronaldo, Rivaldo o Ronaldinho son los más ilustres, pero también hay jugadores de perfil bajo que han conseguido hacerse un hueco en el corazón de los aficionados y de sus respectivos entrenadores. Dani Alves o Javier Mascherano han ofrecido sus mejores años para el Barça después de foguearse en el Sevilla y en el West Ham y Liverpool, respectivamente.

Con estas referencias, el aterrizaje de Neymar en la Ciudad Condal se perfila como una operación de alto riesgo en la que Andoni Zubizarreta y su equipo de la secretaría técnica tendrán que hilar fino y estar muy seguros del rendimiento que puede ofrecer el extremo brasileño.

Las altas cifras que se manejan para llevar a cabo su contratación, además, hacen que buena parte del entorno, entre ellos Johan Cruyff, se pregunten si merece la pena que la joven estrella del fútbol sudamericano llegue a Barcelona, al menos como primer destino europeo.