Opinión | Los martes de Elías Israel: Xavi, "centrando" a Piqué

Cuentan desde Barcelona que hace un par de semanas, antes de empezar las vacaciones, el técnico puso en su sitio a uno de los capitanes y, por fas o por nefas, al futbolista más mediático de toda la plantilla azulgrana. Xavi no quiere universos paralelos, por no decir “kosmos”, sino que pretende jugadores que antepongan el fútbol de día y de noche.

Este tipo de conversaciones entre entrenadores y futbolistas a calzón quitado suelen ser más habituales de lo que parece. Bien lo aprendió Xavi de su gran referente en los banquillos, Luis Aragonés. De hecho, los jugadores tienden a valorar más a los entrenadores que dicen las cosas a la cara y que avisan de lo que esperan de uno, lo que les gusta y lo que no. El problema es que los mensajes funcionan de verdad cuando quedan en la intimidad y este Barça de Laporta es un club de ventanas abiertas, donde hasta las rebajas salariales de los jugadores más importantes de su historia se cacarean antes en los medios que en los despachos.

Entiendo perfectamente las motivaciones de Xavi y lo peligroso de los agravios comparativos dentro de un vestuario, donde se tiende a igualar la exigencia máxima de compromiso. Difícil cuestionar con ligereza a quien ha jugado lesionado varios partidos la pasada temporada. Desconozco la vida extradeportiva de Gerard Piqué y, sinceramente, me importa un comino, pero sí me parece un contrasentido haber aprovechado las dotes de empresario y de excelentes relaciones públicas de Gerard para activar un patrocinio de cientos de millones como el de Rakuten durante la presidencia de Bartomeu, para luego afearle que no esté centrado en el fútbol.

No sé si es tan fácil deshacer ese circo con demasiadas pistas que ha creado Gerard Piqué. De momento, ha trascendido que priorizará el fútbol. Ya veremos si sus hechos lo corroboran. Lo que es seguro es que a Laporta le viene de cine que el foco apunte a Piqué y no mire tanto a las famosas palancas. Si se trata de desviar la atención, no hay nadie más atractivo sobre quien ponerla.