Mundial fútbol 2002: Asia consagra la magia de la 'Bestia' en el tongo de Al Ghandour a España

Por primera vez el Mundial viajaba al continente asiático y también por vez primera eran dos países los encargados de organizar la gran fiesta del fútbol. Brasil, tras el fiasco de la final perdida ante Francia, cuatro años atrás, llegaba a la cita con la vitola de máxima favorita y acabó cumpliendo los pronósticos en una final sin historia ante Alemania.

La canarinha recuperaba su samba liderada por un tridente de lujo: Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo, quienes acapararon todas las portadas y demostraron al mundo el por qué de sus costosos fichajes. Arropados por una defensa europeizada que apenas otorgaba concesiones a sus rivales, y donde destacaban dos laterales totales (Roberto Carlos y Cafú) y un mariscal de campo (Lucio).

Brasil fue la justa vencedora ya que ganó los siete partidos que disputó y levantó un trofeo que cuatro años antes se le había resistido. Y lo hizo ante una Alemania que llegó más lejos de lo que nadie pensó, con jugadores de segunda fila pero con un orden excelente. Cayeron con dignidad ante los cariocas con dos goles de Ronaldo.

Decía el mítico Gary Lineker que al fútbol juegan once contra once pero es siempre Alemania la que gana. Y no le faltó razón al delantero inglés, ya que la Alemania de 2002 no era una selección tan potente como en ediciones anteriores pero tenían algo que les hacía más grandes que los demás equipos: el orden. Con un buen portero (Kahn), un notable organizador (Ballack) y un certero rematador (Klose) dieron muestras de lo lejos que podían llegar con su sistema de ayudas y su ataque sin descomponer su zaga, y sólo la magia de Brasil pudo con ellos.

La Roja llegaba a Corea y Japón con un cambio de entrenador y forjando un estilo de juego que años más tarde se tradujo en título europeo. Camacho insufló a los suyos el espíritu de la furia que tantas veces había demostrado, pero no exento de toque y calidad en su juego.

La primera fase la pasaron con pleno de victorias y con 9 goles a favor pero que llegados a las rondas finales los nervios volvieron a hacerles mella y a punto estuvieron de echarles en octavos ante Irlanda, a la que ganaron por penaltis con una actuación destacada de Casillas. Pero lo más gordo estaba por venir y con Corea en cuartos se las prometían felices. Jugaron mejor y tuvieron más ocasiones, pero un tal Michael Ragoonath levantó la bandera en un centro de Joaquín que no había salido y tras el que Morientes cabeceaba a la red, y que un tal Al –Ghandour anulaba el tanto y nos llevaba a la suerte de los penaltis, donde, otra vez desde los once metros y en cuartos de final, España se iba para casa.

Si había dos selecciones a las que nadie esperaba ver en las rondas finales esas eran Corea y Turquía. La primera fue cargándose a varias de las favoritas, mitad por su misticismo y mitad por las ayudas arbitrales, y así Portugal, Italia y España fueron quedándose por el camino. También influyó, y mucho la sabiduría de Guus Hiddink, un trotamundo del fútbol, garante de éxito en la mayoría de sus equipos. Por su parte Turquía, una de las desconocidas del fútbol europeo tuvo la suerte de cara y fue aunando victorias ante rivales parejos para llegar a las semifinales donde Brasil la destrozó, pero logrando un tercer puesto que les supo a gloria.

Si sorprendente fue ver llegar a Corea y Turquía tan lejos, no menos lo fue el comprobar como la campeona del mundo en la anterior edición quedaba eliminada a las primeras de cambio. El mal cambio generacional de algunos de sus pilares hizo que no lograran ni una victoria en la primera fase y tuvieran que irse para casa antes de tiempo. Esta vez ni siquiera Zidane pudo salvar a toda una nación campeona.

Con el recuerdo de la auto expulsión de Beckham en la Francia 98’ que había mandado a los ingleses a casa ante Argentina, ambas selecciones volvían a verse las caras de nuevo, aunque esta vez en la primera fase y con resultado distinto. Esta vez 'Becks' si fue el que se le presuponía y anotó el gol de la victoria dejando a los gauchos tocados de muerte. Lástima que se cruzaran en cuartos con Brasil porque los ingleses tenían buen equipo y podían haber llegado mucho más lejos.

Cafú se convirtió en el primer jugador en disputar tres finales consecutivas de un Mundial. Ganando la de Estados Unidos, perdiendo la de Francia pero levantando la Copa en el de Japón y Corea.

Hakan Sukur entró en la historia de los Mundiales al ser el futbolista en anotar el gol más rápido. El turco sólo necesito 11 segundos para batir al meta surcoreano en la final de consolación.

Ahn Jung-Hwan marcó el gol de la victoria de Corea que eliminaba a Italia. Pero poco le duro el éxito al asiático ya que militaba en el Perugia italiano y el presidente del equipo transalpino no lo dudó y rescindió el contrato del coreano.

Un español entró en la historia de los Mundiales, aunque con dudoso honor. Se trata de López Nieto, quien con 14 amarillas y 2 rojas durante el Alemania-Camerún, logró el récord de amonestaciones en la historia de los Mundiales.

Brasil alzaba la Copa de campeones al vencer a Alemania por 2-0 en la final, con dos goles de Ronaldo. Turquía arrebataba la tercera plaza a Corea del Sur, al hacer lo propio en la final de consolación por 3-2.

Ronaldo fue el máximo anotador del torneo con ocho goles, tres más que su compatriota Rivaldo y que el alemán Klose.