Mundial de fútbol 1994: La samba de Brasil venga a España

La fiesta del fútbol viaja al nuevo continente aunque por primera vez, era un país norteamericano el que acogía el Mundial. Un Estados Unidos en auge económico organizaba una Copa del Mundo que vería a Brasil proclamarse tetracampeona del torneo al vencer a Italia en la tanda de penaltis de una final agónica.

Si algo comprobaron los estadounidenses fue que la magia de Brasil conseguía contagiar a todos los aficionados de un deporte minoritario, que bailaron a ritmo de samba con el juego carioca. A la canarinha le bastó la magia de Romario y Bebeto para lograr su cuarto campeonato gracias a su fútbol vistoso y de toque, que se imponía al pragmatismo típico italiano, y que está vez tomó de su propia medicina en una final decidida a penaltis y donde los fallos de Baressi, Massaro y Baggio les dejaron sin premio.

Cuando comenzó el Mundial nadie daba un duro por Suecia y Bulgaria, quienes a la postre se hicieron con el tercer y cuarto puesto respectivamente. Los escandinavos fueron avanzando eliminatorias gracias al buen hacer de los Ravelli, Brolin, Larsson o Andersson que fueron dejando a Arabia, Alemania y Rumania en la cuneta, justo hasta llegar ante Brasil que les dejó fuera en semis. Por su parte los de la Europa del Este guiados por Balakov, Kostadinov y sobre todo por Stoichkov, llegaron a semifinales donde cayeron ante Italia con dos goles de Baggio.

Fue la nota más negativa de este y de todos los Mundiales. El colombiano Andrés Escobar era tiroteado al volver a su país días después de que marcase en propia puerta ante Estados Unidos, lo que hizo que un desequilibrado acabara con su vida por dicho motivo.

Estados Unidos esperaba la magia de un Maradona en el ocaso de su carrera, pero en cuyas botas estaban depositadas gran parte de las esperanzas de los argentinos. El Pelusa sacaba toda su clase ante Nigeria con un gol de fantasía que llevó el delirio a todo un país, pero horas más tarde y tras un control antidoping todo se vino abajo al conocer el positivo del crack por varias sustancias estimulantes, que usó para “perder peso”, como alegó el propio Diego. La FIFA le tenía ganas y no tuvo piedad poniendo punto y final a su carrera en los Mundiales.

La Roja llegaba a la cita norteamericana tras clasificarse de forma agónica gracias a un gol de Hierro ante Dinamarca en Sevilla. España comenzó regular logrando dos empates y una victoria que le catapultaba a los octavos, donde batieron a Suiza de manera fácil. El juego español iba mejorando y llegaban a los cuartos donde les esperaba Italia, una de sus bestias negras.

Los transalpinos se adelantaron gracias a un golazo de Dino Baggio pero Caminero empató con otro no menos brillante. España se creció entonces y tuvo la victoria en sus manos pero erró varias ocasiones, una de ellas clarísima, en las botas de un Salinas que no acertó a batir a Pagliuca a poco del final. Y quien perdona lo paga, tal y como sucedió tras anotar Roberto Baggio el gol de la victoria. Pero fue en la última jugada del encuentro cuando tras un centro desde la derecha Luis Enrique caía fulminado tras un codazo de Tassotti. El colegiado Sandor Puhl no quiso ver el penalti claro mientras los españoles se iban a por Tassotti que tuvo que huir a la carrera y que no volvió a jugar con Italia. España jugaba como nunca pero caía como siempre, y en la misma ronda: cuartos.

Salenko anotó cinco goles ante Camerún lo que le valió a la postre el trofeo al máximo goleador del Mundial. El ruso entraba en la historia de los Mundiales como el futbolista con más goles marcados en un solo partido. Aunque hace unas fechas se conoció que el futbolista había tenido que empeñar su Bota de Oro para saldar deudas, en otro claro.

Una celebración a ritmo de samba puso en pie a todo un estadio, que celebró el gol de Bebeto como si fuera propio. Y es que al ex del Depor no se le ocurrió otra idea que simular la acunación de un bebé, junto a Romario y Mazinho tras marcar un gol. Bebeto quiso dedicar el tanto a su hijo recién nacido y al que aún no había podido conocer.

Por primera vez se permitieron los tres cambios dentro de un mismo partido, ya que hasta entonces sólo se podían hacer dos. Además aparecía por primera vez una camilla móvil, conducida por enfermeros que sustituía a los cuatro camilleros de toda la vida.

Brasil ganaba el torneo y Dunga levantaba la Copa del Mundo, tras derrotar a Italia en los penaltis. Suecia fue tercera por delante de Bulgaria.

Salenko compartió con Stoichkov el galarón del máximo goleador del torneo con seis dianas. Uno más que Romario, Roberto Baggio, Klinsman y Andersson.