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Mundial de la FIFA Qatar 2022 | La opinión de Elías Israel: Luis Enrique y el Mundial del sonrojo

Elías Israel

Actualizado 07/12/2022 a las 14:47 GMT

España nunca había jugado el día de la Constitución y debería ser anticonstitucional marcar esta fecha como la de uno de los sonrojos históricos de la Selección Española en un Mundial. La única de las favoritas que se la pega ante un rival de menor categoría. Esto no tiene nada que ver con el Mundial de Rusia, donde Luis Rubiales decidió darle una puñalada mortal al equipo destituyendo a Lopetegui

Resumen Marruecos-España: Una fatídica eliminación (0-0, PEN. 3-0)

El del Mundial de Qatar es un batacazo estrepitoso del fútbol español en el escenario más importante del planeta. España dio todos los pases del mundo, pero se le olvidó que el pase más importante era el de la eliminatoria. Le faltó colmillo, hambre de gol y, pese al mayor dominio, las grandes ocasiones estuvieron repartidas, aunque en la retina quedé el disparo de Sarabia en el último minuto.
La principal explicación tiene que ver con la altivez de un seleccionador que quiso construir un equipo de autor, que pasará a la historia como el primer entrenador de un país que se dedica a streamear durante el Mundial de Qatar, pero también como el hombre que nos sonrojó futbolísticamente. Lo primero, cambiando la equipación de la Selección a su antojo. Luego, se dedicó a dar lecciones en Twitch y a los periodistas en sala de prensa, pero se llevó dos sonadas lecciones de dos potencias futbolísticas, con perdón de la ironía, como Japón y Marruecos, que consiguieron llevar los partidos a su terreno, que acortaron al máximo las distancias futbolísticas y que supieron dar una estocada de muerte a Luis Enrique. España no tenía lado bueno del cuadro, porque con este seleccionador siempre ha sido capaz de lo mejor y de lo peor.
La lectura del partido no fue la mejor ni desde el inicio. España tiró una sola vez a puerta en la primera parte. Algo que no ocurría desde el Mundial del 66. Es verdad que se empezó mejor en la segunda mitad, pero sacó del campo a Asensio y Gavi, seguramente los dos jugadores más entonados del equipo hasta ese momento. Solo Nico Williams aportó algo distinto. España acabó encerrando al combinado marroquí, que dio una lección de saber sufrir.
El ‘maestro’ Luis Enrique dijo que las tandas de penaltis no eran loterías. Las penas máximas lanzados por Sarabia, Carlos Soler y Busquets fueron tan frágiles como este equipo, plagado de niños, que se convirtió en un flan desde los once metros. Marruecos tuvo la personalidad de tirar dos penaltis al centro y nos terminaron de fulminar con un gran Bono.
Honores a nuestros vecinos, que jugaron a la perfección su partido defensivo. Amrabat se postula como el mediocentro defensivo del campeonato. Estuvo sublime en las ayudas. Esos pulmones sí que son dignos de estudio. Fue conmovedor su esfuerzo, su fe y esa manera de creer para alcanzar por primera vez los cuartos de final.
La goleada a Costa Rica se quedará como un bonito espejismo, que no mostraba lo que éramos realmente.
La lista estaba mal hecha, con un solo delantero de referencia y sin centrales de jerarquía, donde tuvimos que recurrir al mejor sustituto de Busquets, Rodrigo, como central de emergencia. El madrileño rindió atrás, pero Busquets, desgastado hasta la extenuación ante Japón, se quedó sin su mejor recambio. La ausencia de otro delantero de referencia, tipo Borja Iglesias, Rodrigo Moreno o Joselu, obligó a utilizar a Morata como revulsivo.
Ahora toca tragar veneno porque España no está entre las ocho mejores del mundo. Más pronto que tarde, el autor de este equipo debería irse con su Twitch a otra parte. Parece que Luis Enrique ya lo tiene decidido, pero este sonrojo mundialista no atisba mayor recorrido.
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