Mundial Qatar 2022 | Los miércoles de Antonio Sanz: Joao Félix se saca brillo

Luis Enrique y sus jugadores alcanzaron la perfección en una tarde de otoño en Catar. La exhibición futbolística maravilló al universo que defiende que siendo el poseedor de la pelota es más fácil divertirse. Lo de ganar ya es otra cosa, pero golear tampoco entraba en los planes de nadie, ni siquiera de los más optimistas o de los más leales al entrenador asturiano. El juego de los de rojo recordó a partidos pretéritos, aquellos tiempos históricos que manejó la generación que nos hizo transitar durante cuatro años por el paraíso. Esta España FC se graduó en el debut con matrícula de honor. Lamentablemente sólo se trataba del primer parcial. Entonces, pasa que cuando uno se ha cebado coge empacho y todo le parece poco. Esta es la extraña sensación del segundo día. No ya por el adversario, que también. Pero parece que la opinión pública se esperaba una victoria cómoda ante Alemania, una selección, no lo despreciemos, que se estaba jugando continuar viva en el torneo tras el traspié inicial. Por tanto, ni se ha pinchado el globo ni la tarde ante Costa Rica resultó de ciencia ficción. Todo es muy real. Hicimos un partidazo ante los centroamericanos y el empate con los germanos se debe entender como un buen punto frente al esperado duelo semanal frente a Japón.

En contra de lo habitual, el seleccionador decidió no rotar de un partido al otro. Sólo varió la pieza del lateral derecho. Esto nos hace pensar que la selección se reduce a los diecisiete jugadores que han participado. Entonces, qué lugar ocupan los Ansu Fati, Sarabia, Marcos Llorente, Pau Torres o Yeremi. Todo a su tiempo porque cada uno obtendrá su momento. Por ahora, ha sido un éxito la reubicación de Rodri como defensa central, lo que cierra el paso a Eric García. Busquets deberá descansar, lo que podría dar una oportunidad a Guillamón y Morata, a base de goles, empuja para dar un descanso a la figura del falso ‘9’. La velocidad y profundidad de los extremos apuntala un ataque donde la movilidad y versatilidad de Asensio, Olmo y Ferrán concita nuevas aptitudes entre todos los presentes. En un torneo corto, aunque suene contradictorio, Luis Enrique debe saber encontrar el sitio a cada uno para que aparezcan con la puntualidad del reloj suizo.

Hablando de torneos cortos, llamaron la atención las palabras de Simeone sobre Joao Félix. El argentino, invitado a un homenaje en recuerdo de Maradona, visitó Catar para seguir ligado a lo que más le apasiona: el fútbol. El ‘Cholo’ tuvo tiempo para analizar el campeonato y al ser cuestionado por uno de sus futbolistas participantes reflexionó así: “Le vi muy bien. Es un torneo ideal para él, cortito, donde se ve la belleza, la velocidad, donde te enamoran jugadores como él. Jugó con mucha personalidad”. El análisis del técnico versó sobre el rendimiento del portugués en el debut, cuya relación atraviesa por el peor momento. Después de tres años y medio conviviendo en una montaña rusa, algunas informaciones, próximas al entorno del jugador, revelan el agotamiento de la relación y vislumbran una separación con motivo de la ventana de invierno que se abrirá durante el mes de enero. Los dos protagonistas ya no evitan ocultar que la pareja entrenador intocable-estrella del equipo no se entienden, por más que los esfuerzos del propietario sigan impulsando a un férreo compromiso de futuro. El míster alude que es un jugador de destellos, con escasa regularidad, mientras que el centrocampista maldice el juego del equipo que, entiende, le perjudica en el rendimiento. Mantener este dúo por más tiempo solo perjudica a la plantilla que comienza a estar agotada de la distancia insalvable entre ambos, que lejos de acortarse aumenta por jornadas.

Joao Félix parece decidido a dejar el Atleti. El orgullo le hace evitar rendirse, pero cada partido se topa con la realidad del discurso futbolístico del entrenador. Se habla de una solución salomónica: cesión para volver sin Simeone, pero no existen indicadores suficientes como para ilusionarse con un cambio de guardia en el banquillo al final del presente curso. Por eso, el portugués parece que ha encarado el Mundial como una batalla personal contra sí mismo, una disputa particular para presentarse al mundo como un jugador diferente al que la regularidad y el método no ha acompañado en su estancia madrileña. Este torneo cortito es como un guante para una actuación cálida que anime a otros clubes a realizar el profundo desembolso que separaría a Joao del Atleti. Aunque aún faltaría un último en convencer. Se necesita doblar el brazo del propietario, el verdadero valedor del luso y quien tiene la llave del adiós. El dueño vive esta distancia con el dolor de no ser capaz de haber podido lograr el entendimiento futbolístico entre el técnico y el jugador. Quizá no se ha dado cuenta de que son dos polos opuestos.

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