Los miércoles de Antonio Sanz: Luis Enrique I, el provocador

Para que la selección tenga foco mediático se necesita algo de polémica. Y en eso, el actual seleccionador se muestra como el ideal para alterar el ecosistema nacional. Con vistas a la ‘final four’ de la Liga de Naciones, Luis Enrique ha soliviantado a la opinión pública con la elección de los protagonistas que defenderán a la Roja en Italia. Con las bajas de los lesionados y la decisión de sus relevos, aumentó la crítica. Los principales motivos son la convocatoria de un imberbe de 17 años, de dos jugadores del Barça en precario momento de forma, la inclusión de algunos suplentes en sus equipos que no han participado ni siquiera en el cincuenta por ciento de minutos en la temporada o la no citación de, al menos, un delantero centro puro. Pero al final, todo se reduce a una cuestión de gustos. Para el entrenador asturiano, lesionados al margen, este grupo lo conforman los mejores del momento, algo que difiere del sentir de algunos aficionados…y de gran parte del Periodismo. Eso sí, pocos denuncian lo fácil que se ha puesto ser hoy internacional absoluto.

Luis Enrique tiene tics de provocador cuando se sienta frente a los medios de comunicación. Pero esta actitud no es de ahora. Por eso, que nadie espere cambios ni moderación. El técnico mantiene sus ideas, sus principios y su liderazgo. Se muestra orgulloso de su personalidad y de no formar parte de ningún clan mediático. Va por libre y no se presenta aliado a ningún bando periodístico. Es obvio que el seleccionador no cae bien entre los medios, entre otras razones porque tampoco él ha realizado el mínimo esfuerzo para acercar posturas o trenzar puentes con quienes también gusta que gane España. Por eso, es capaz de alterar el auditorio cuando significa que no recibe llamadas periodísticas, cuando conforma una lista revolucionaria o cuando presume de saber mucho de fútbol. Pero no engaña. Nadie debe hacerse el sorprendido porque ya era así en su etapa como jugador, y posteriormente en los clubes donde trabajó. Simplemente, pasa de la Prensa.

Jordi Alba, Gayá, Albiol, Thiago, Soler, Pedri, Llorente, Dani Olmo, Gerard Moreno o Morata son algunas de las obligadas ausencias de la Selección. Las dolencias médicas que arrastran han provocado que más de un tercio de los convocados sean novedades, algunas ciertamente llamativas. Sin debate en la portería, con Jesús Navas en el olvido, Pedro Porro es una de esas sorpresas para el lateral derecho. Ya debutó con Luis Enrique, pero después cayó en el olvido. Ahora regresa tras ser campeón con el Sporting de Portugal, jugando en este curso poco más del sesenta por ciento de los minutos. Cifras casi idénticas a las de Eric García, cuya participación con el Barça es criticada en este arranque de temporada. Sin embargo, el central ya era fijo siendo suplente en Manchester, así que como para no ponerle como seguro en las quinielas del entrenador asturiano. Sólo Diego Llorente o Hermoso podrían tener opciones, pero no mejoran a Pau, Iñigo o Laporte. Marcos Alonso y Reguilón son los improvisados zurdos ante la doble ausencia de los fijos Alba y Gayá.

En el centro del campo y en la delantera se forma el debate más plural. Busquets, Rodri, Koke y Merino son incontestables. Algo que no sucede con Sergi Roberto, quien alterna titularidad con suplencia a las órdenes de Koeman. Es más discutible explicar otros olvidos, pero es indudable que el seleccionador apuesta por la versatilidad del catalán frente a la experiencia de Parejo, la eficacia de Herrera o el liderazgo de Fabián Ruiz. También es cierto que estos aspirantes no han logrado continuidad ni con éste ni con otro seleccionador anterior. Y queda lo del delantero centro. Recordar que Luis Enrique dejó a Morata y a Gerard en el banquillo en la semifinal de la pasada Eurocopa ante Italia, nuestro primer rival ahora. Participaron Oyarzábal, Dani Olmo y Ferrán Torres en el frente de ataque. Dos repetirán, junto a Sarabia o Fornals. Quedan para revolucionar el partido dos jóvenes: Yeremi (titular con Emery) y Bryan Gil (suplente con Nuno). Tampoco es fácil explicar los motivos por los que Rafa Mir, Mina o De Tomás no cuentan con espacio. Lejos queda la reivindicación de Aspas o la fugaz presencia de Abel Ruíz.

El caso más polémico le ha costado explicarlo hasta al seleccionador. La apuesta de Gavi, en caso de debutar, lo convertiría en el más joven en vestirse de rojo con la selección. Sin escalones intermedios, realizó la pretemporada con Koeman, convenció al holandés y de ahí el inesperado tránsito a la absoluta. Debate abierto si un chico de 17 años merece o no esta oportunidad. Es una disyuntiva que se divide entre puerta grande o enfermería. Si sale bien, todos felices. Si sale mal, una mancha para el chaval y un pesar que lo puede acompañar durante su carrera deportiva. Hasta Luis Enrique admite cierta precipitación. Pero en esta sociedad de jóvenes sobradamente preparados quien le coloca el cascabel al gato cuando el nivel de nuestros jugadores no es excelso, y se marca solo en notable. ¿Por qué no entonces? Se preguntó el asturiano. Si lo que busca es agitar, nada mejor que el meritorio sevillano. Luis Enrique no se corta. ¿O sí? A la lista únicamente le faltaba convocar a Sergio Ramos para hacer piña. Esta sí que no habría pasado el filtro de la provocación.