Jon Rahm: Verde esperanza

El Masters de Augusta comienza este jueves 12 de noviembre y lo hace de manera distinta debido a la pandemia. Principalmente cambian dos factores que pueden ser determinantes en el desarrollo del torneo y son el clima y sobre todo, el calor del público.

El Augusta National ya está vestido de gala para acoger el torneo más elegante del mundo del golf y esta edición nos presenta unos alicientes de lujo. Tenemos a Tiger Woods defendiendo título, tras la resurrección que protagonizó la temporada pasada. Por otro lado, tenemos la lucha encarnizada entre Dustin Johnson y Jon Rahm por el número uno en el ránking.

El increíble hoyo en uno conseguido por el de Barrica en la ronda de prácticas que ha dado la vuelta al globo, ha despertado en nuestro país un interés por el golf que permanecía adormilado y solo daba síntomas de desperezarse en contadas ocasiones. Esto ha provocado que mucha gente ajena a este deporte se interese y se vaya a sentar durante cuatro días delante del televisor para animar y alentar a Rahm.

A Jon todavía le queda mucho camino por recorrer (acaba de cumplir 26 años), pero está en la senda de hitos del deporte español que destacaron en especialidades poco seguidas pero que por su carácter, valores y talento consiguieron un hueco reservado en la agenda de los españoles cuando competían. Hablamos de fenómenos como Fernando Alonso, Mireia Belmonte o Carolina Marín, pero lo dicho, el golfista todavía está traqueando a la puerta de estos seres, pero mucho se tienen que torcer las cosas para que no le dejen entrar en ese olimpo.

Por delante la 84ª del Masters y la oportunidad de enfundarse la mítica Chaqueta Verde, que ya han lucido el gran Seve Ballesteros, José María Olazabal y Sergio García, que tristemente se perderá el torneo tras dar positivo en coronavirus. El Augusta National es un campo que lleva al límite a los profesionales, aunque veremos como influye la ausencia de público en la presión de los jugadores.

Rahm está completando una temporada espectacular y llega a Georgia pleno de confianza y tras haber descansado en el torneo de Houston. Ganar un Major es la meta de cualquier golfista, pero en muchas ocasiones, la obsesión, puede convertirse en una losa que te lastra durante toda la carrera. Está claro que el de Barrica está listo para asaltar el trono y coger el testigo de Tiger. Jon ha aprendido a controlar sus impulsos y ahora es un jugador mucho más calmado, algo imprescindible para mantenerte arriba durante los 72 hoyos.

Es una persona que no elude la presión y un ganador nato, si no consigue la chaqueta no será un fracaso, por delante le quedan muchos años de vida deportiva. Lo más importante es que ha devuelto la ilusión por este maravilloso deporte y que mejor escenario para confirmarlo que vestirse de verde esperanza.