Se hizo rico con el golf

Jim Reid se ganaba la vida en los 80' como inspector en el parque de atracciones de Disney World en Estados Unidos cuando tuvo una brillante idea, que a la postre cambió radicalmente su vida. Reid decidió abandonar más de diez años de trabajo en el parque infantil y un salario bastante decente para la época, para pasar a ganarse la vida de otro modo totalmente opuesto. Y es que el norteamericano vio en los lagos de los campos de golf un potencial negocio.

La idea surgió durante un partido de golf que disputaba junto a unos amigos, cuando comentó con ellos su afición a meterse a bucear en busca de 'tesoros'. Y así fue como Reid se zambulló en las aguas de ese estanque donde encontró varias pelotas de golf. Las examinó y dándose cuenta de que estaban en perfecto estado, podían ser revendidas.

A partir de ahí obtuvo el permiso del gerente de dicho club para sumergirse en las profundidades de su estanque donde rescataba miles de pelotas de golf, que una vez tratadas, las revendía al módico precio de 10 centavos cada bola. En un día había ganado lo mismo que en una semana entera en el parque de atracciones. A partir de ahí fundó su empresa, la Second Chance Golf Ball Recyclers donde puso a trabajar a parte de su familia primero, para luego contratar a profesionales.

Llegó a facturas 60.000 dólares sólo en el primer año. Tras ello, contactó fue ampliando su clientela y no había campo de golf en todo Estados Unidos que no reclamara sus servicios, ya que de este modo sus aguas eran limpiadas. Tras 10 años haciendo el trabajo 'sucio' de los campos de golf, amasó una fortuna, que amplió cuando un grupo inversor compró su idea y su negocio a cambio de 5 millones de razones para no volver a zambullirse.