Beezie Madden manda en el Gran Premio CP International de Calgary

El circuito internacional del salto de obstáculos se encuentra actualmente en medio de una época dorada. Este deporte vive desde hace unos años una globalización que le está situando al nivel mediático y de competición de otros como el tenis o el golf. Desde que Jan Tops creara el circuito Longines Global Champions Tour allá por el 2006 las competiciones se han convertidos en auténticos espectáculos que consiguen atraer a todo tipo de público, pero por encima de todo, se han alcanzado unas dotaciones económicas antes inimaginables.

Por suerte para el verdadero aficionado, el histórico circuito de Copa de Naciones y los grandes campeonatos aguantan, de momento, la invasión de la Global. Aguante también el Rolex Grand Slam con sus eventos en los míticos Aachen, Ginebra, el recientemente añadido Brabant y, por supuesto, Calgary. Cada una de estas etapas supone un reto soñado por cualquier jinete o amazona, pero nada es comparable a Calgary.

 Es en Canadá donde se encuentran las inimitables instalaciones de Spruce Meadow, propiedad de la familia Southern. Y es en el marco del CSIO Spruce Meadows Masters cuando tiene lugar el mencionado Gran Premio CP International. Sin duda, la dotación de 1 000 000 $ que espera al vencedor de la prueba, la más elevada del mundo, es motivo suficiente para atraer a los mejores competidores del planeta, pero el verdadero gancho para el atleta es otro.  Es la dificulta extrema del recorrido la que hace que este Gran Premio sea deseado y temido a partes iguales. En la imponente pista verde de Spruce Meadows, con barras de cuatro metros de largo que dan a cada obstáculo una dimensión gigantesca, el jefe de pista colombiano Leopoldo Palacios diseña cada año un recorrido al alcance de muy pocos. Leopoldo Palacios ya ha afirmado en alguna ocasión que su objetivo pasa por que la prueba finalice con un doble cero como máximo. Dispone un ejercicio tan duro que lo habitual es que ni el primer clasificado sea capaz de terminar con cero puntos.

Con estos ingredientes y con un cartel que contaba con el número uno mundial Steve Guerdat, el número dos y reciente campeón de Europa Martin Fuchs, el único ganador del Rolex Grand Slam Scott Brash, el legendario Eric Lamaze , o Beezie Madden, el espectáculo estaba garantizado.

Cuarenta y ocho binomios contaba el orden de salida al comienzo, de los cuales los doce mejores se enfrentarían en la segunda manga. Para sorpresa de muchos, hasta ocho binomios solventaron sin faltas el primer recorrido. Este grupo lo formaban Yves Vanderhasselt, Willem Greeve, Frank Schuttert, Rowan Willis, Steve Guerdat, Eric Lamaze y Beezie Madden. François Jr Mathy, Evelina Tovek y Kara Chad, todos con un punto, y Massimo Grossato con cuatro completaban el grupo de privilegiados. A medida que avanzaba la prueba los derribos se sucedían y el doble de oxeres seguido de un doble de verticales a seis trancos cortos se convertía en el coco. A falta de dos jinetes el australiano Rowan Willis lideraba con un derribo a lomos de su Blue Movie, seguido del austriaco Max Kühner con cino puntos de la mano de Chardonnay 79. Cuando la posibilidad de no derribar parecía una quimera inalcanzable entró en pista Beezie Madden con Darry Lou. Ganadora en la misma pista en 2005 con el mítico Judgment, la norteamericana volvió a dar una lección de exquisita equitación terminando sin derribos un con un punto por exceso de tiempo. Sólo faltaba por salir el héroe canadiense Eric Lamaze con la genial Fine Lady 5. A pesar de tener a toda la grada detrás, nada pudo el jinete local, que con dos derribos se despedía de la victoria.

De este modo, Beezie Madden, Rowan Willis y Max Kühner subían al pódium y la ganadora se convertía en la nueva aspirante a hacerse con el Rolex Grand Slam. Habrá que esperar al CHI de Ginebra del mes de diciembre para saber cómo continúa.