La estela (todavía) inalcanzable de Yasuhiro Yamashita

Hablar de Yasuhiro Yamashita es mucho más que hablar de un judoca, y su trayectoria deportiva no tiene rival hasta la fecha. Nacido en la isla de Kyushu (Kabe, Japón) en el año 1957, desde muy pequeño destacó por su gran envergadura. A los nueve años tenía ya el físico de un niño de trece y lo que comenzó como un complejo físico, pudo ser reconducido y convertir su debilidad en fortaleza.

En efecto, sus padres lo inscribieron en una escuela de judo con una idea más educativa que otra cosa, pues Yasuhiro respondía mal a las burlas de sus compañeros. Allí aprendió a canalizar sus emociones y con tan solo 10 años participó en su primera competición de judo, deporte que nunca más dejaría.

Desde aquel entonces, su trayectoria fue en ascenso, convirtiéndose en campeón mundial tres veces consecutivas (en todas las categorías), la primera de ellas con tan sólo diecinueve años. Su palmarés incluye también la medalla olímpica que ganó en 1984 (en todas las categorías). Sin embargo, la hazaña por la que ha destacado en este deporte es por sus 203 victorias consecutivas (“invictus” fue apodado) desde 1977 hasta 1985, año en el que se retiró. De todas esas victorias, además, 164 fueron por un ippon, un récord del que se siente especialmente orgulloso.

Dos fechas, no obstante, fueron difíciles para este gran atleta: la primera fue en el año 1980 cuando Japón se sumó al boicot contra los Juegos Olímpicos de Rusia, para los que Yasuhiro llevaba tanto tiempo entrenando. Su segundo momento malo tuvo lugar en el 1984 en los Juegos de Los Ángeles (California, Estados Unidos), en donde compitió con un fuerte desgarro.

Sin embargo ninguno de estos dos contratiempos logró empañar la brillante carrera de este atleta japónes que se retiró a los veintiocho años dejando una trayectoria que lo convirtió en leyenda.