Juegos Olímpicos Tokio 2020, natación | ¿Lo sabías? De amuleto a gafe: La historia de las gafas de Lydia Jacoby

Lydia Jacoby no olvidará su primera participación en los Juegos Olímpicos ni las gafas con las que decidió acudir a Tokio 2020. Su imagen con las gafas en la boca durante la final del relevo 4x100 mixto, una de las novedades del programa olímpico este año, ha dado la vuelta al mundo, además de haber lastrado notablemente su tiempo en el segundo relevo de EE. UU. Jacoby, campeona olímpica a sus 17 años en los 100 metros braza, era una de las apuestas fuertes del cuarteto norteamericano, que también contaba con Ryan Murphy y un agotado Caeleb Dressel, que minutos antes había conseguido un oro y un récord del mundo en los 100 mariposa.

A pesar de los grandes nombres, EE. UU. no tenía serias opciones de medalla en esta modalidad, en la que Gran Bretaña se llevó el oro y el récord del mundo con una autoridad aplastante, pero la imagen de las gafas de Jacoby acapararon la atención. Curiosamente, esas mismas gafas fueron el amuleto con el que Jacoby conquistó el oro unos días antes, con una historia detrás que recalca el amor de la joven nadadora de Alaska por la natación.

Esas gafas rosas pertenecieron en su momento a Jessica Hardy, doble medallista olímpica en Londres 2012, que decidió regalársela a Jacoby hace cinco años, cuando aún tenía 12 y no se vislumbraba la potencial campeona olímpica que es hoy. Desde entonces, Jacoby ha llevado siempre las gafas de Hardy en todas las competiciones. Durante la final de los 100 braza, Hardy compartió la anécdota en sus redes sociales con una foto de ambas nadadoras en los Juegos para demostrarlo.

En el momento de escribir estas líneas, Hardy aún no había hecho referencia a lo ocurrido con sus gafas en el relevo del 4x100. ¿Dejará de ser un amuleto a partir de ahora para Jacoby o mantendrá aún su compromiso con la que fue su ídolo de infancia?