Cine de estadio, Bud Spencer: El nadador del Spaghetti Western

En realidad, el verdadero nombre de este napolitano, de origen bresciano y romano de adopción, era Carlo Pedersoli. Pocos podían aventurar que este gigantón de casi dos metros, buen estudiante, siempre de traslado por el trabajo de su padre y gran deportista, se iba a convertir en una figura del cine Péplum (películas históricas de sandalia y aventuras, como Cleopatra, Ben Hur, Espartaco, etc.) y del Spaghetti Western (sub género de las clásicas películas del oeste rodadas en Europa, muchas de ellas en Almería, de moda en los sesenta y setenta del pasado siglo).

Carlo practicó el boxeo y el rugby (jugando de segunda línea), pero fue la natación donde realmente destacó, logrando proclamarse campeón italiano en estilo libre. Lazial hasta la médula, representó muchos años al club romano en su sección de natación, para después convertirse en un aficionado impenitente en las gradas del Stadio Olímpico del Foro Itálico romano. Pedersoli participó en dos Juegos Olímpicos, Helsinki 52 y Melbourne 56, varios Campeonatos de Europa y en los Juegos del Mediterráneo, tanto en natación individual como en waterpolo, donde obtendría el único oro de su carrera deportiva.

Su primera aproximación seria al mundo del cine fue en 1950 en un papel menor, como nadador de Quel fantasma di mio marito. Le gustó ya que posteeriormente hizo de legionario romano en la histórica Quo Vadis. Sin embargo, no tuvo mucha continuidad hasta su regreso a Italia después de un tiempo en Sudamérica en el que trabajó para una empresa norteamericana en la construcción de la autopista Panamericana. El gigante italiano se casó y, a través de su suegro, el productor Giuseppe Amato, reinició su carrera cinematográfica formando pareja artística con Terence Hill (su verdadero nombre era Mario Girotti pero, ya saben, apellidarse Girotti en un western como que no pegaba demasiado), con quien protagonizó 17 películas en 30 años, algunas clásicas como Le Llamaban Trinidad, el paradigma de llamado western cómico, con Almería como centro principal de producción y donde aún se recuerda la pasión con la que Bud Spencer devoraba las mundialmente famosas gambas rojas almeriense en Aguadulce.

El nombre artístico de Carlo Pedersoli tiene una curiosa procedencia: Bud, por la cerveza americana Budweiser; Spencer, en homenaje al actor Spencer Tracy. El nombre de su compañero es mucho más prosaico: la productora le propuso una lista de 20 nombres y eligió el de Terence Hill simplemente porque sonaba bien. Ambos actores formaron una pareja de éxito protagonizando papeles de ingenuos buenos tipos, bien de vaqueros, polis o misioneros, que resolvían sus problemas con los malotes con unos sonoros mamporros, marca de la casa. Cine sin pretensiones, de evasión. Puede que no sean las mejores películas del mundo, que no lo fueron, pero formaron parte del entretenimiento sin mayores alardes de una época de la historia del cine. Pedersoli falleció en Roma a los 86 años, dejando 62 películas, 1 disco, tres libros y un curioso anuncio publicitario de Bancaja, repartiendo golpes por las calles ante lo difícil que resultaba sacar dinero de un cajero, por no hablar de las comisiones bancarias, ¿les suena? Pues esta fue la vida y milagros de Bud Spencer, un gran deportista, con un físico envidiable y enorme humanidad que amenizó muchas tardes de cine a varias generaciones de europeos