¿Para qué sirve la medición de la frecuencia cardiaca en el deporte?

A mediados de 2014, en todo lo que concierne al mundo del deporte, solo los aspectos incontrolables de cada especialidad quedan en manos de la casualidad.

En ámbitos de preparación física, todos los deportes han ido adecuando su entrenamiento a las últimas tecnologías donde la frecuencia cardiaca tiene gran protagonismo.

Desde hace pocos años, es habitual ver a futbolistas con una especia de ‘top’ donde se recogen varios ámbitos de su entrenamiento, entre los que se encuentra el ritmo del corazón en momento de máximo esfuerzo. La medición de estos parámetros es útil para mejorar y medir, como elementos destacados, algunos como: la intensidad del entrenamiento, el progreso de la forma física, poder realizar una planificación mucho más exacta de los programas de puesta en forma y sin olvidar la seguridad. Es importante saber dónde está el límite de nuestros cuerpos.

En el aspecto de la intensidad, la frecuencia cardíaca es una medición exacta de la intensidad con la que estamos realizado el ejercicio físico. En un deporte como el ciclismo, donde el sistema cardiaco llega a su extremo, es imprescindible saber en qué momento de esfuerzo te encuentras. Tanta importancia tomo el aspecto que algunos ciclistas se llegaron a negar a que sus parámetros fueran públicos durante la etapa para que sus rivales no supieran el límite de esfuerzo que estaba desarrollando en cada momento. Algunos ciclistas tomaron la determinación de tapar ellos mismos el medidor que todos llevan en las bicis.

A la hora de programar un entrenamiento, un plan que incluya el grado de esfuerzo que debe realizar durante el ejercicio, medido mediante la frecuencia cardíaca, ayudará a cada deportista a alcanzar sus objetivos. Controlar las pulsaciones puede evitar que realice un esfuerzo superior a su capacidad, y con ello reducir el riesgo de lesiones.

Tanto médicos como preparadores físicos destacan la importancia de la medición de la frecuencia cardiaca en el deporte y fuera del deporte. Precisamente controlar el pulso y, por lo tanto, la frecuencia cardiaca es algo que, según los médicos, deberíamos hacer de manera más o menos habitual en la vida normal, puesto que cualquier desviación en estas mediciones puede ser uno de los síntomas para sufrir distintas enfermedades cardiovasculares o simplemente una deshidratación o una infección.