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Blog De la Calle: La 'interna' de World Rugby

Fermín de la Calle

Actualizado 05/03/2019 a las 19:01 GMT

Pichot propuso una Liga Mundial con dos divisiones, pero apareció otra Liga cerrada de 12 uniones durante diez años con mucho dinero. ¿Tiene el enemigo en casa?

Agustín Pichot and Bill Beaumont

Fuente de la imagen: Eurosport

Es el tema estrella del invierno. Mientras el Seis Naciones se resuelve a meses de la disputa del Mundial de Japón, se filtró hace unos días desde Nueva Zelanda una propuesta de Liga Mundial cerrada que ha reunido la atención del rugby mundial. Un proyecto que supondría un frenazo absoluto al desarrollo de los países del Tier 2 impulsado desde World Rugby con las últimas decisiones tomadas por la institución mundial del rugby.
El asunto arrancó con la iniciativa del vicepresidente de World Rugby, el argentino Agustín Pichot, de poner en marcha una competición de carácter anual llamada Liga Mundial que consta de dos divisiones con 12 equipos entrelazadas al contemplar ascensos y descensos. A tal efecto Pichot reunió el pasado 29 de enero en Los Ángeles para explicar su propuesta a representantes del Tier 1 junto al CEO de Seis Naciones, Benjamin Morel, quien calificó el encuentro de "muy constructivo".
En la División 1 del que iba a ser bautizado como Nations Championship participarían los seis países del VI Naciones más los seis de un reformado Rugby Championship que sumaría a Fidji y Japón. Mientras que se está pendiente de designar los países participantes en la División 2, que en cualquier caso procederían de una Pacific Nations formada por Canadá, Samoa, Tonga y EEUU, del American Championships con Chile, Uruguay y Brasil, y con países del Campeonato de Europa (o VI Naciones B). Además de estos, también hay selecciones que tendrían opciones de entrar en esta División 2 como Namibia o Kenya. La mala noticia para el rugby español es que en la reunión se habló de Europa pero se nombró a Rusia, Georgia, Rumanía o Alemania. En ningún momento a España.
Los resultados de los diferentes torneos de cada hemisferio servirían para la clasificación de las divisiones y luego se cruzarían en las ventanas con las selecciones de los otros dos hemisferios para establecer la clasificación. Después se jugarían semifinales y final para decidir el título. A eso se suma que se producirían ascensos y descensos a través de playoffs de permanencia en los diferentes torneos de los hemisferios como, por ejemplo, en el Seis Naciones, donde el último pondría en juego su plaza ante el campeón de Europa (ganador del VI Naciones B).
Pero un mes después de esa reunión ha estallado la bomba al filtrarse que World Rugby habría cerrado un acuerdo por diez años con doce selecciones (las del Seis Naciones, las de Rugby Championship y los mercados emergentes de EEUU y Japón) para jugar una Liga Mundial cerrada en la que cada participante cobraría una cifra anual de 10 a 12 millones anuales por los derechos televisivos de esa competición. En su día Rupert Murdoch logró algo parecido al organizar el Tri Nations y el Super a cambio de unos suculentos ingresos televisivos. El rugby acababa de convertirse en un deporte profesional, allá por 1995. Esta Liga Mundial, como aquellos torneos del sur, parece un bocado demasiado apetecible para las Home Unions y la aristocracia del rugby.
En World Rugby, como en el panorama del rugby internacional, existen dos familias claramente diferenciadas. La liderada por las selecciones clásicas, que siempre han sido más conservadoras y han apostado por mantener el 'status quo' frenando el empuje de los países del Pacífico y las naciones emergentes en los Comités Ejecutivos de IRB y World Rugby. Esta tendría en la persona del presidente de WR, Bill Beaumont, a su figura más renombrada. La segunda es la que apuesta por incorporar a países del Tier 2 a los órganos de decisión y reducir la distancia entre los países implicando los calendarios de las selecciones del primer nivel y del segundo. Este movimiento lo lidera abiertamente Agustín Pichot, vicepresidente y mano derecha de Beaumont.
El modelo de Liga Mundial cerrada es una interpretación interesada del proyecto de Pichot dejando fuera a los países del segundo nivel. Una propuesta que pervierte el espíritu de la competición promovida por el argentino. La filtración del acuerdo invita a pensar que existe una disensión en el seno de World Rugby. Lo que los argentinos llaman una "interna". No es extraño, por tanto, que el propio Pichot haya declarado en una entrevista al diario uruguayo El Observador: "Si no podemos hacer crecer este deporte me voy a mi casa. ¿pará que quiero estar?". El argentino ha liderado numerosos acuerdos con países del Tier 2 como Georgia, con quien se firmó uno que compromete a WR que los Lelos jueguen dos partidos al año con países del Tier 1, siendo uno en suelo georgiano.
Los jugadores se han posicionado públicamente en contra de la disputa de esta hipotética Liga Mundial cerrada, lo cual complica más la celebración de la competición que se filtró hace unos días. El propio Beaumont se ha visto obligado a convocar una reunión para fin de mes con los interesados. "A raíz de las continuas especulaciones y comentarios, he convocado una reunión con los presidentes y CEOs de todas las Uniones de Tier 1, Fiji, Japón y representantes de los jugadores para fines de mes en Dublin, donde hablaremos del camino a seguir para esa competencia anual internacional". Las Uniones del Tier 2 y los países emergentes se organizan para hacer frente a esta propuesta. Cada día que pasa parece más lejana la celebración de esa Liga Mundial cerrada. Pero eso no debe impedirnos reseñar los numerosos obstáculos que debe salvar aún la competición que promueve Pichot. Para empezar porque parece imposible que las naciones británicas acepten abrir el Seis Naciones.
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