Trofeo Conde de Godó | Alcaraz, Barcelona y el ‘déjà vu’ con Nadal en 2005

Carlos Alcaraz parece llegado de otra galaxia, de esa que vio aparecer a Rafa Nadal hace 17 años, cuando el manacorí cuajaba una temporada de las que difícilmente se pueda olvidar. Porque el balear parece que lleve toda la vida en el circuito, pero también tuvo un comienzo ganador como el que está protagonizando el murciano, conquistado de momento tres títulos en 2022, los ATP 500 de Río de Janeiro y el Godó, y el Masters 1.000 de Miami, el primer español en lograrlo en categoría masculina.

Por si fuera poco, Alcaraz tuvo que ganar en un mismo día las semifinales, ante el australiano Álex de Miñaur, y la gran final, en la que Pablo Carreño poco o nada podía hacer para contener el vendaval de juego del murciano, que cerró el partido en dos sets (6-3 y 6-2). Quizás este ha sido el aspecto más diferenciador de las dos citas, que tuvieron como uno de los actores principales a Juan Carlos Ferrero, en 2005 como finalista y en 2022 como entrenador del campeón.

Nadal conquistó el título en 2005 con 18 años y 10 meses, superando en la final al actual técnico de Alcaraz, cuando las finales todavía se disputaban a cinco sets (6-1, 7-5 y 6-3). El triunfo le ponía con total merecimiento en el top 10 por primera vez en su carrera, ascendiendo al séptimo puesto, en la antesala de lo que acabaría siendo su primera victoria en Roland-Garros semanas después.

La casualidad ha querido que Alcaraz haya estrenado su nombre en el palmarés del Conde de Godó poco antes de cumplir los 19 años, siendo también el punto de entrada entre las diez mejores raquetas del mundo, en su tercer trofeo del año. Sin duda, una entrada en el tenis profesional absolutamente envidiable.

El tenista de El Palmar se ha convertido en el más joven en levantar el título en la pista que lleva el nombre de Rafa Nadal, que cuenta con doce en su vitrina de trofeos, desde que lo consiguiera el balear. Las ediciones de 2005 y 2022 llevan el sello de dos auténticos genios del tenis. La historia posterior de uno de ellos la conocemos más que de sobra, la del otro tiene un futuro más que brillante por delante.