ATP Basilea: Federer, emocionado al ganar por décima vez el torneo en el que fue recogepelotas

Uno podría pensar que Roger Federer está ya habituado a recibir trofeos y ovaciones por parte de la afición, no en vano acaba de conquistar su 103.º título en su Basilea natal, pero el tenista suizo sigue demostrando su profundo amor por el deporte al emocionarse después de conseguir ganar ante su gente por décima vez. Lo especial que resulta para él este torneo, un ATP 500 que para muchos tenistas sirve de preparación para el Masters 1000 de París-Bercy, quedó de manifiesto cuando declaró a la ATP que "en el fondo de mi corazón, siempre seré un recogepelotas", recordando su infancia.

En 1993, un Federer de 12 años recibía la medalla honorífica para los recogepelotas de manos de Michael Stich, un extenista alemán que llegó a ser campeón de Wimbledon en 1991 y número 2 del mundo en ese mismo año. "Me encantaba ser recogepelotas aquí. Podía ver a los mejores jugadores del mundo de primera mano y ver cómo se preparaban, cómo sudaban, cómo gestionaban la presión. Son buenos recuerdos para mí", rememoraba el Expreso de Basilea.

Es una tradición en Suiza que, al término de este torneo, el campeón comparta una pizza con los recogepelotas, algo que ahora Federer hace encantado con los que sueñan con tomar en unos años el relevo de uno de los tenistas más importantes de la historia y, como él, emocionarse en el ATP de Basilea, el de su gente.