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ATP Cup vs Copa Davis, una convivencia insostenible

Fernando Murciego

Actualizado 08/01/2020 a las 21:56 GMT

Año nuevo, torneo nuevo. No siempre se cumple, pero 2020 ha querido traernos este regalo. La ATP Cup ya forma parte del calendario de manera oficial, apenas un mes después de la celebración de la nueva Copa Davis. ¿En qué se diferencian? ¿Pueden convivir juntas? ¿Qué quieren los jugadores?

Rafael Nadal (ATP Cup 2020)

Fuente de la imagen: Getty Images

Imaginen una competición por equipos donde acudan los países referentes, con sus mejores jugadores, en un marco incomparable, luchando en un formato por grupos, hasta las tantas de la madrugada, por colocar la bandera de tu patria en todo lo alto después de unas cuantas jornadas de dura batalla. Con esta descripción tan básica muchos habrán pensado en la ATP Cup, torneo que se celebra esta semana para dar el pistoletazo de salida al 2020. Muchos otros habrán pensado en la Copa Davis, torneo con el que se bajó el telón a la temporada 2019. ¿Cómo es posible que dos eventos tan similares, no solamente tengan cabida en el calendario, sino que respiren a solamente un mes de distancia? Hay voces que señalan que están obligados a entenderse, incluso a fusionarse, aunque no son pocos los que piensan que uno de los dos está destinado a desaparecer. Mientras tanto, en medio de este mar de dudas, el espectador vive ajeno al desenlace.
Por suerte, el espectador no tendrá que elegir uno u otro, es libre y aceptará con buen gusto consumir las dos, los que hagan falta. Sin embargo, merece también enterarse de los hilos que se mueven entre bambalinas, aunque solo sea por pura comprensión de este negocio. Resulta que fue hace unos pocos años cuando el Grupo Kosmos, liderado por Gerard Piqué, acudió a la ATP a presentarles un nuevo proyecto, algo que, según ellos, necesitaba el circuito. Efectivamente, el torneo que tenían en la cabeza era una especie de ATP Cup que tuviera todo aquello que le faltaba a la Davis. O mejor dicho, que le sobraba. El evento se jugaría 10-15 días, tendría un formato de tres sets y allí tendrían cabida los mejores equipos del mundo para disfrute de la sede escogida. Objetivo: tumbar la Davis. ¿Cuál fue el problema? Las fechas. Kosmos pondría el dinero, mucho dinero, pero no estaban dispuestos a regatear con las fechas. Por parte del Consejo de Jugadores ATP, la decisión fue rechazar la oferta, aunque la idea gustó. Tanto gustó que la guardaron en un cajón de cara al futuro, por si acaso.
Transcurrió el tiempo y los protagonistas de esta escena fueron cambiando su destino, hasta llegar al puerto más conveniente. El Grupo Kosmos, viendo que la opción A había fallado, decidieron escoger otro camino: apuntar hacia la Copa Davis y meterle una reforma histórica. ¡Pero si antes querían competir contra ellos! Si no puedes con tu enemigo, únete a él. La revolución era tan drástica que nadie pensó que aquel planteamiento lograra pasar la criba de la ITF, pero Gerard Piqué y compañía obraron el milagro. Conquistaron la competición más antigua del mundo, con más de 125 años de historia, para adaptarla al producto que ellos tenían en mente, uno más práctico y concentrado en el tiempo. Inmediatamente, los jugadores reaccionaron ante los acontecimientos, dividiendo el vestuario entre los que estaban a favor, los que tenían dudas y los que se negaban rotundamente. Pero claro, ya saben que aquí hay varios agentes que tiran de las cuerdas. La ITF abraza la Copa Davis y los Grand Slams, pero los tenistas defienden también su propio sello, el de ATP, así que era el momento de abrir de nuevo el cajón y sacar el arma con el que hacer frente a ese formato rompedor que no terminaba de lograr la unanimidad de opiniones. La ATP Cup saltó a escena y, en un abrir y cerrar de ojos, pasó a ser el ojito derecho de los jugadores, arrancando un pulso entre dos torneos que prácticamente guardan la misma genética. ¿En qué se diferencian? En las fechas, el premio en metálico, los puntos a repartir, el modo de clasificación y el número de sedes. Aunque el espectador no lo note, son bastantes fichas como para tomar partido a favor de uno u otro.
En un principio, todo el mundo quería extraer la fórmula para hacer frente a la Davis, ya que resultaba imposible que la ITF entrara en razón y entendiera la urgencia de los cambios. Quizá por eso fue tan curioso ver a Kosmos, el grupo que tuvo en un principio la idea de crear la ATP Cup, adueñarse de la Davis y ahora luchar contra su proyecto original. De cazador, a cazados. Por otra parte, muchos jugadores que se preocupaban por darle un giro de 180º a la Davis, ahora que por fin lo tienen son los primeros que no se lo piensan cuando les ponen un micrófono delante: “En la ATP Cup hay muchas más cosas en juego, además dan puntos y premio en metálico”. Y no nos olvidamos de la Laver Cup, competición llevada a cabo por la agencia de representación de Roger Federer, un torneo que en solo tres ediciones ha demostrado eficacia, atractivo, crecimiento, poder de convocatoria y mucho show. Parece el torneo perfecto, una exhibición disfrazada de torneo oficial que además se disputa en la fecha más deseada del calendario, la que todo el mundo quiere. Ya habrán visto que en este tablero abundan las piezas, aunque no todas avanzan con un movimiento claro.
¿Qué torneo es mejor? Como espectáculo, la Laver Cup. Si hablamos de fechas, la ATP Cup tiene un filón para sobrevivir eternamente. Si lo que buscan es tradición, la Copa Davis cuenta con la historia de este deporte a sus espaldas. Cada uno aporta su ADN, su idiosincrasia, pero la convivencia de los tres no es posible. ¿Y quién deciden? Los jugadores. Un torneo muere en el momento que no logra reunir a los mejores, así que la pelota está en sus raquetas. Las empresas podrán poner todo el dinero del mundo, pero son los que juegan quienes pongan las exigencias. Sin ellos no hay producto, sean las fechas que sean. ¿Y quién perderá la guerra? Todavía es pronto, pero ahora mismo lo único que parece claro es que la Laver Cup goza de muy buena salud por el lugar que ocupa en el calendario. Lo mismo ocurre con la ATP Cup, un evento de preparación cercano al Open de Australia, instigado por el propio vestuario y que además pone en juego algo más que el prestigio de tu país. ¿Y qué pasa con la Copa Davis? Es la incógnita que falta por despejar, la piedra angular de nuestro deporte, el inicio de su historia y, sin embargo, el torneo que ahora mismo parte desde una posición más compleja. No cabe duda que el capítulo vivido el pasado noviembre sirvió como aprendizaje para ver qué cosas cambiar y cuáles mantener. Estoy seguro que en 2020 mejorarán, ofrecerán mejores condiciones, más facilidades, hasta mejores contratos pero… ¿responderán los jugadores? Quizá ya sea tarde para convencerlos.
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