Mutua Madrid Open 2024 | Nadal alarga su simbiosis con la Caja Mágica

PorPablo Sarmiento

Publicado 25/04/2024 a las 21:44 GMT

Un partido más, por lo menos un partido más. Ese era el sentir de la Caja Mágica en el debut de Rafa Nadal en el Mutua Madrid Open, una cita que será la última de su carrera en la capital. La victoria, no por esperada, fue revitalizante de cara a poder disfrutar al 22 veces campeón de Grand Slam deslizarse por la arcilla de la Manolo Santana el sábado de nuevo, buscando venganza ante De Miñaur.

Rafa Nadal celebra su victoria ante Darwin Blanch en la primera ronda del Mutua Madrid Open

Fuente de la imagen: Getty Images

Todo lo que rodea a Rafa Nadal en la presente edición del Masters 1.000 de Madrid es especial. Cada entrenamiento, cada rueda de prensa, cada vez que suena la música de los Piratas del Caribe anunciando su entrada en la pista principal. Con la grada repleta y las ganas de poder alargar su estancia en la Caja Mágica, el tenista balear no defraudó a los aficionados en su debut ante el jovencísimo Darwin Blanch, que solamente fue capaz de hacerle un juego al cinco veces ganador del título.

El resultado era lo de menos, la cuestión era poder disfrutar de los últimos momentos del español en el estadio donde probablemente ha sentido uno de los mayores apoyos de su carrera. Su salida por el túnel de vestuarios, su manera de dejar ordenado al milímetro el banquillo, la carrera hacia el fondo de pista a la hora de comenzar el calentamiento, todo era vitoreado hasta el extremo, porque las opciones de que fuera el último podrían ser remotas, pero existían.

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Nadal se encargó de desterrar esa posibilidad desde el minuto uno del partido, dominando a un Blanch que apenas pudo dejar destellos de lo que atesora su tenis, atenazado por los nervios de una situación muy difícil de digerir por alguien que apenas cuenta con 16 años y que está comenzando su carrera en el circuito profesional. A pesar de ello, Rafa no hizo concesiones, quería alargar un partido más su estancia en Madrid.

Si hacía un buen punto apretaba el puño, si fallaba se autoexigía al máximo, como si de una final de Roland-Garros se tratase, porque en ese momento no retumbaban en su cabeza las palabras que pronunció en rueda de prensa, esas en las que decía que, si se encontrara en la misma situación física que en la se encuentra aquí, no jugaría en París.

Puede ser la última vez que podamos ver a Rafa Nadal en nuestro país, más todavía teniendo en cuenta que le espera de nuevo en segunda ronda el australiano Álex de Miñaur. El destino les ha vuelto a juntar al igual que pasara en Barcelona, donde el balear pudo disputar de tú a tú el primer set, teniendo que dejarse llevar en el segundo por sus limitaciones con las lesiones.

A buen seguro, Nadal solo le pedirá a su cuerpo el poder competir hasta el final, que pueda seguir una vez más a su mente privilegiada para el tenis. Porque el balear quiere regalar a la gente de Madrid algún partido más, los máximos que pueda, para agradecer el apoyo incondicional que siempre ha dado al mejor tenista español de la historia.