Nadal mejora en su juego pero cae ante Djokovic en la final del ATP Pekín (6-2, 6-2)

Novak Djokovic: Es el número uno con toda justicia. Ha conquistado su octavo título de la temporada en un torneo donde no ha cedido un solo set y en el que solo ha encajado 18 juegos. Con un porcentaje de saque cercano al 80%, con una derecha y un revés cruzado demoledores y sobre todo buscando la línea de fondo en cada raquetazo, este Nole va camino de superar a Federer y Nadal y convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos.

Rafa Nadal: Volvía a verse con su verdugo en Roland Garros, consciente que ganarle era una misión casi imposible, aun así sacó su habitual pundonor y luchó todas las bolas hasta que una lesión en su pie derecho le hicieron tirar la toalla. Con una ligera mejora en su servicio y con un juego más agresivo buscando un mayor número de golpes ganadores, intentó equilibrar un choque que de partida ya está desnivelado.

Empezó Nadal el partido como arrancó su semifinal ante Fognini, cediendo su saque a las primeras de cambio ante un Djokovic demasiado serio desde el fondo de la pista. Nadal tuvo que remar en toda la primera manga, pero finalmente Nole, al que le bastaba mover a Rafa de un lado a otro de la pista con golpes profundos, se apuntó el primer set en apenas 41 minutos.

Tras pasar por la silla en busca de alguna solución, Nadal se apuntó el primer juego que fue puro espejismo. Si Nadal corría dejándose la vida en cada bola, a Nole le bastaba con conectar la bola de un lado a otro de la pista para imponer su juego. En el tercer juego Nadal tuvo que pedir la atención médica y eso terminó por decantar un choque en el que en la actualidad no hay color entre el mejor deportista español de toda la historia y el mejor tenista del mundo.

NUESTRA OPINIÓN Nadal ha subido un escalón en su juego, pero aún le falta un trecho para poder plantar cara a cara a Djokovic y mucho menos en pista rápida donde el español ha de mejorar su primer servicio. A coraje, ganas y pelea no le gana nadie, pero sin el físico de antaño y ante un Nole superlativo, hoy por hoy solo queda aplaudirle.