Masters 1000 Roma 2021 | Djokovic-Nadal: Diez veces eterno en Roma

La gloria de Roma estaba reservada a uno de los dos mejores jugadores en el palmarés del torneo, dos tenistas que han escrito con letras de oro la historia de un deporte que volvió a vivir una tarde mágica en el Foro Itálico. Rafa Nadal y Novak Djokovic vivían con igualdad una nueva lucha por el título con la intensidad, precisión y estilo necesario para no defraudar a los pocos aficionados que tenían el lujo de disfrutar de un nuevo choque para la posteridad.

Iba a ser el número uno del mundo el que golpeaba primero en la final, con un break inicial con el que ponía el 2-0 en el marcador, pero poco iba a durar la desigualdad en un primer set que subía de temperatura conforme Nadal y Djokovic iban encontrando sensaciones desde el fondo de la pista. Rafa confirmaba que está sirviendo muy bien en la última semana y se mostró lo más agresivo posible con las pelotas a media pista para poner en dificultades a un ‘Nole’ que ni mucho menos rehuía la batalla propuesta sobre la arcilla.

Una caída, con el posterior enfado de Nadal por el estado de las líneas ya que no es la primera vez que le pasa en el torneo, no descentró al español, es más, pareció espolearle a ir hacia delante, confiando en las grandes sensaciones que transmitía con la derecha cruzada invertida. Djokovic sufría y no era capaz de evitar el break que iba a terminar por erigirse como definitivo para que fuera Rafa el que se anotara la primera manga del partido (5-7).

Djokovic tenía que buscar un antídoto al buen juego de Nadal en la primera manga y no tardó en encontrarlo. Acortó los puntos, provocó más errores del español y se defendió como gato panza arriba durante los primeros compases del segundo parcial que parecían seguir el mismo derrotero. El número uno mundial consiguió su objetivo y llevó el choque a una nueva dimensión en la que un break le permitía respirar, tomar una bocanada de aire fresco y resurgir con opciones en una final que parecía cuesta arriba.

Rafa lo intentaba, pero no podía mantener el nivel con su primer servicio, y desaprovechaba las pocas oportunidades que concedía Djokovic, lanzado al tercer set. El tenis era menos vistoso y se jugaba a lo que quería el serbio, de cara a alargar la final. El resultado (6-1), engañoso por sensaciones, mantenía la pelea por el título en Roma.

La derecha de Nadal subió revoluciones en el tercer set y eso se notó en su juego, más seguro y dominante que en una dubitativa segunda manga. Apuntalado su servicio, no sin sufrir ante las acometidas de ‘Nole’, tocaba presionar al resto y no fallar ante las oportunidades que se abrían tras más de dos horas y media de partido. No lo hizo Rafa y la final no se le iba a escapar.

El break le daba alas y Nadal cuando ve sangre no deja a su presa. Djokovic perdía precisión y acaba sufriendo ante la superioridad de Rafa en el momento clave (3-6). La ciudad eterna vivía el décimo título del balear, que llega de la mejor manera posible a Roland-Garros, con un trofeo más que merecido bajo el brazo.