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Final ATP Masters 1000 Montreal, Nadal-Medvedev: Una ráfaga de tenis insuperable (6-3 y 6-0)

Agustín Galán

Actualizado 11/08/2019 a las 22:33 GMT

Rafa Nadal se adjudicó el ATP Masters 1000 de Montreal, su 35.º título de esta categoría, al superar al ruso Daniil Medvedev por 6-3 y 6-0. El balear se mostró muy concentrado desde el principio y supo imponer su tenis aprovechando el viento que soplaba en Montreal para sumar un nuevo título a su extensa colección.

Rafael Nadal (ATP Masters 1000 Montreal 2019)

Fuente de la imagen: Getty Images

Protagonistas

Rafa Nadal. 120 finales en el circuito ATP, 35 títulos de categoría Masters 1000. Las cifras y los registros que supera semana sí, semana también Nadal son apabullantes, propios de un caníbal sin piedad que no pierde el hambre aunque pasen los años por sus piernas y las generaciones de tenistas voluntariosos -y derrotados- al otro lado de la pista. Que dure, qué menos se puede pedir.
Daniil Medvedev. Con presencia de tenista de otra época, Daniil Medvedev lucha por cimentar un gran futuro, para lo que necesita empezar a foguearse contra los mejores rivales del circuito ATP. En este caso jugó por primera vez contra la leyenda balear y la lección de tenis recibida debe ser de las que dejan huella. En su mano está convertirla en algo positivo para seguir dando impulso a su carrera o en un mazazo que lo convenza de que no podrá con el Big Three, algo que le ha sucedido a muchos otros colegas.

Nudo

La lluvia dio un respiro en Montreal después de haber causado estragos durante la semana, algo de lo que se benefició Nadal cuando Monfils terminó una dura batalla en los cuartos de final contra Roberto Bautista unas pocas horas antes de que se tuviera que cruzar con él en semifinales. Agotado física y mentalmente, Monfils dio un paso al costado y le dio vía libre a Nadal, prefirió ahorrarse el suplicio y reservar fuerzas de cara al futuro.
El descanso extra no le pudo venir mal a Nadal, que llegaba a la final contra Medvedev con las ansias que sólo tiene alguien que no se cansa nunca de su actividad profesional y siempre quiere seguir explorando sus límites. Enfrente estaba Daniil Medvedev, prometedor ruso que nunca había pasado por el amargo trago de enfrentarse a Nadal. La experiencia no fue especialmente placentera.
Sin amenaza de lluvia pero con un viento incómodo, Nadal supo leer mejor la situación y se alió con Eolo para jugar con los nervios de Medvedev. Aguantó bien el ruso en el primer juego, proponiendo peloteos largos e intensos y sugiriendo la posibilidad de que la final podía ser más que interesante. Duró poco aquel espejismo. Nadal simplemente estaba estudiando sus puntos débiles y las posibles alianzas con el viento para hacer daño y comenzar a ganar la final sin mayor demora.
Una rotura del saque de su rival en el primer set, tres consecutivas en el segundo y Medvedev entró en esa incómoda fase del partido en el que la afición aplaude al rival de Nadal con conmiseración, buscando que no se hunda en la miseria de su inminente derrota. Nadal, impasible, seguía a lo suyo, buscando los mejores efectos, limando los bordes de la pista, probando incluso variantes en su tenis de cara al inminente US Open. Fue un visto y no visto que apenas superó la hora de juego. El 35.º ya está aquí, y es más que probable que no sea el último.
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