Análisis | Blog Murciego: ¿Hay que preocuparse con Nadal?

Pues no. Ya estaría la respuesta, nos sobra el resto de artículo, pero daremos algunas explicaciones para que los aficionados se vayan un poco más tranquilos. Tampoco vamos a vender que todo está genial, porque no es así, no es lo normal ver a Rafael Nadal perder sus dos primeros partidos del año. De hecho, jamás en su carrera le había pasado. Pero tampoco nos vamos a entregar al desastre, no es el fin del mundo, o como él mismo ha dicho en su última rueda de prensa, “no estoy tan lejos”. Los hechos son los que son, el arranque adverso de calendario con esta United Cup es una realidad, pero en el escenario aguarda un hombre que está curtido en mil batallas como esta, e incluso peores. Sin llegar a dar nunca nada por sentado –el deporte de élite no permite relajaciones–, lo que venimos a entregarles es un mensaje de esperanza de cara al futuro basado en experiencias del ayer y declaraciones del hoy. Ahora sí, podéis respirar y leer con atención.

Qué mejor manera de empezar a recuperar la calma que escuchando al propio Rafa, el que mejor conoce su cuerpo, sus limitaciones, sus ambiciones y su estado competitivo actual. Alguien que siempre rezuma verdad cuando se enfrenta a un micrófono. “Este torneo me ha permitido estar casi seis horas en pista, pero necesito más, necesito batallas como ésta. Sé que no he jugado muchos partidos oficiales en los últimos seis meses, así que días así ayudan, aunque las victorias hacen el proceso mucho más rápido. Simplemente, necesito seguir luchando, buscando mi ritmo, ahora tengo dos semanas hasta el inicio del Open de Australia y, aunque no llego en la situación ideal, tampoco puedo decir que sea muy negativa. Estos dos partidos me ayudarán, hubo varios momentos en los que jugué muy bien, solo necesito ganar un par de encuentros. El nivel no es tan malo”, valoró el de 36 años tras su último tropiezo.

Derrota en su último partido de 2022 (3-6, 6-3, 6-4 contra Cameron Norrie) y derrota en su primer partido de 2023 (3-6, 6-1, 7-5 contra Alex De Miñaur). Estamos acostumbrados a verle ganar remontando, pero a veces la película trae reveses como estos. ¿Se puede sacar algo positivo de esta United Cup para Nadal? Por supuesto. Lo principal es que físicamente está perfecto, sin dolores y dispuesto a dejarse la piel sobre la cancha. Perder partidos nunca es agradable, pero hay que ver cómo se pierden. En ambos empezó mejor que el rival, tuvo momentos de superioridad y siempre compitió hasta el final. ¿De tenis? Esta es la parte más ambigua, porque aunque de golpes parece sólido, la parte mental es la que te permite dar el último paso. “Estoy con un nivel de desconfianza brutal”, llegó a soltar en un descanso en su choque de hace unas horas. Si todo lo que necesita es un empujón de confianza, nos sirve el ejemplo de sus temporadas 2015 y 2016, donde muchos le dieron ya por muerto. La confianza es cuestión de un par de encuentros, de un par de momentos clave, estancia donde el cerebro sobrepasa esa última puerta para volver a ser el de siempre. Si algo ha de faltar a estas alturas, mejor que sea esto.

Es curiosa la semejanza entre Rafa Nadal y el Real Madrid, pero no solo por lo que ganan, también por lo que pensamos que no podrán ganar. A la gente no le sirve con verles cada año remontando partidos imposibles, levantando trofeos impensables, resucitando en el momento crítico y destapando ese gen tan innato e inexplicable. Nada de esto importa: si un día fallan, las dudas volverán a sentenciarles. Con el de Manacor nos suele pasar al inicio de cada temporada, rápidamente pensamos en que es un año más mayor, que los jóvenes cada día le pegan más fuerte, que su mente colapsará ante tanta exigencia o, en esta versión de 2023, que su reciente paternidad le hará dar un paso atrás. Mientras tanto, el balear se limita a hacer lo que siempre ha hecho, hablar menos y trabajar más. “Nunca se sabe lo que pueda pasar, pero hace un año en estas fechas parecía imposible imaginar lo que pasó después”, recordaba esta mañana sobre sus sensaciones de cara al inicio del próximo Open de Australia. “Hoy parece complicado que vuelva a suceder, pero voy a trabajar duro estas dos semanas para mejorar físicamente, eso me ayudará a ganar consistencia. No estoy demasiado alarmado o negativo sobre lo que ha pasado estos días, sé que tengo un espacio importante para mejorar y creo que puedo conseguirlo”, subrayó con vehemencia.

¿Quién pensaba verle ganar el Open de Australia 2022? Después de la pretemporada que tuvo, donde llegó a insinuar su retirada, absolutamente nadie. ¿Y el Roland-Garros 2022? Después de su derrota en Roma, dando muestras de un dolor incurable en el pie, ninguno de los aquí presentes. Solo son dos ejemplos recientes, pero podríamos exponer cientos así a lo largo de su carrera, instantes de pánico a su alrededor que fueron despejados de un plumazo con victorias y títulos gloriosos. Nada cambia esta vez, no con esta clase de leyendas que siempre encuentran un cartucho extra cuando se les pone delante la historia. Un Grand Slam son palabras mayores, los torneos donde el manacorí ha expuesto más regularidad que ningún otro tenista profesional. No se fíen de estas dos derrotas, no las tengan en cuenta, solo han sido dos petardazos antes de la traca final. Tampoco esperen verle conquistando Melbourne por tercera vez, al menos no de manera sencilla. Busquen siempre el término medio entra la satisfacción y la frustración, el equilibrio del guerrero total, ese que tantas veces nos ha enseñado Rafa antes de una cita importante.