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Blog Murciego: Stranger Things

Fernando Murciego

Publicado 21/11/2022 a las 09:37 GMT

Pese a los dos Grand Slams levantados por Rafa Nadal y el número uno conquistado por Carlos Alcaraz, la sensación en este final de 2022 es la de un Novak Djokovic superior al resto. ¿Qué habría pasado si el serbio hubiera jugado los torneos que no le dejaron? Una fantasía que analizamos a continuación.

Novak Djokovic soulève le trophée du Masters pour la 6e fois, record égalé.

Fuente de la imagen: Getty Images

Fue verle besando la copa y los siete años de interludio desde la última vez se nos pasaron volando por la cabeza. Lo llaman el torneo de maestros, pero desde 2015 que no veíamos al serbio conquistando las ATP Finals, un tiempo de trincheras que sirvió para que Dimitrov, Tsitsipas o Zverev se llevaran una parte del gran pastel. No esta vez, no con un serbio capaz de salir invicto de Turín a sus 35 años y mostrando que mantiene el mismo instinto competitivo que el primer día. La gente insiste mucho en que ha sido una temporada extraña, un calendario raro, una situación anómala alrededor del tenista de Belgrado. Si se refieren al ámbito personal, seguro que no fue nada sencilla; si nos fijamos en lo deportivo, este 2022 no tiene nada de diferente con el resto de sus ejercicios. Novak Djokovic ha sido el más dominador, lo raro es que no haya terminado como número 1 del mundo.
Digamos que estos once meses han sido como un viaje, aunque dividido en tres marchas muy marcadas: modo reposo, modo competición y modo avión. Lo peor fue el inicio, donde no le permitieron ni siquiera vestirse de corto. La telenovela que se vivió en Australia fue curiosa, aunque estarán conmigo en que ninguno salió ganando. Bueno, quizá Rafa Nadal, pero nadie tiene la bola de cristal para saberlo. La cuestión es que el 2022 arrancó con una nube negra sobre el circuito: ¿podría el serbio disputar algún torneo este año? Claro que pudo, pero no muchos. En febrero arrancaría su recorrido, pero no fue hasta mayo cuando empezó a ser el de siempre, ese al que todos quieren evitar el día del sorteo del cuadro. Así llegaron sus primeras finales, sus primeras alegrías, y un sprint final que le ha permitido entregar toda la energía acumulada. ¿Acumulada de qué? De semanas vacías viendo tenis por televisión.
Si os digo que Novak se ha perdido seis torneos esta temporada quizá no os alarméis demasiado, pero puede que alguno se lleve las manos a la cabeza si os apunto sus nombres: Open de Australia, Indian Wells, Miami, Montréal, Cincinnati y US Open. O puede que directamente te tires de los pelos si os cuento que, en total, ha dejado de competir por una bolsa de 8.000 puntos. Por supuesto que no lo habría ganado todo –o sí, con este hombre ya no sé lo que pensar–, pero es suficiente muestra para entender este calendario como una trampa de supervivencia extrema para el oriundo de Belgrado. Es decir, si después de quedarse fuera de todas esas citas, todavía es capaz de alzar el vuelo, competir con los mejores y terminar noviembre entre los cinco mejores del ranking, definitivamente es que estamos ante un espécimen único. “Bueno, al menos le dejarían sumar los puntos en las semanas que sí pudo jugar”. Esperen que al chiste todavía le queda un párrafo.
En total han sido once torneos de Nole esta temporada, desgranados en siete finales y cinco títulos. El serbio salió campeón en Roma, Wimbledon, Tel Aviv, Nur-Sultan y Turín. O lo que es lo mismo, ha ganado un Masters 1000, un Grand Slam, un ATP 250, un ATP 500 y las Nitto ATP Finals. Si fuera un álbum, tendría todos los cromos. Además, también se quedó a las puertas del triunfo en el ATP 250 de Belgrado (perdió con Rublev) y el Masters 1000 de París-Bercy (perdió con Rune), completando la fotografía con unos cuartos de final en Dubái, una segunda ronda en Montecarlo, semifinales en Madrid y cuartos de final en Roland Garros. De 49 partidos jugados solo ha entregado 7, aunque si de algo debe estar orgulloso es de su atracón final. Sin contar la Laver Cup, Novak solo ha perdido dos partidos desde mediados de mayo hasta mediados de noviembre, maximizando como ningún otro sus escasas participaciones en el tour. ¿Y los 2.000 puntos de Wimbledon? Por el aire también, ni siquiera le hicieron falta para clasificarse de manera directa al torneo de maestros. Tuvo que ser duro ver a Nadal ganando en Melbourne, o Carlitos Alcaraz conquistando Nueva York, pero eso solo hizo que agitar su fuego interno. Anoche, tras capturar el 91º entorchado de su carrera, lo explicó a la perfección.
La clasificación muestra quién ha tenido el mejor año y ese es Alcaraz. Sin embargo, en mi mente siempre me veo como el mejor jugador del mundo, tengo ese tipo de mentalidad, independientemente de quién esté al otro lado de la red, de la superficie o la temporada. Mis ambiciones son siempre las más altas posibles, ese enfoque me llevó a estar donde estoy con 35 años. Hoy por hoy no siento ningún pensamiento de parar ni de dejar mi carrera tenística de aquí a un tiempo. Me siento motivado, bien con mi cuerpo, me puedo cuidar y tengo a un gran equipo. Mientras sienta el amor y la pasión por el tenis, haré todo lo que esté en mi mano para desafiar a los jóvenes en los trofeos más grandes. No sé lo que me depara el futuro, pero sé que lo que tengo en mi mente es un hambre enorme de ganar trofeos, de hacer historia en este deporte y competir al más alto nivel en todo el mundo. Eso es lo que me motiva a seguir aquí”.

¿UN RANKING IRREAL?

La gran polémica llega con el diario del lunes, el que nos dice que Carlos Alcaraz ha sido el mejor jugador de la temporada y, por tanto, termina como Nº1 del ranking ATP. Con los datos en la mano, es imposible tumbar esta juicio, ya que nadie sumó más puntos que el murciano. Pero claro, si nos vamos al detalle, muchos pensarán que el “verdadero” número uno se encuentra más abajo. Un serbio que, de haber sumado los 2.000 puntos que le pertenecen de Wimbledon, habría terminado el curso como Nº2 a tan solo 180 puntos del tenista español. ¿Y si hubiera podido pelear por los 8.000 puntos de los seis torneos en los que le bloquearon el paso? Vista la dinámica, creo que todos sabemos la respuesta, pero los condiciones de este calendario han sido especiales y no merece la pena perder tiempo en construir fantasías. ¿Una temporada extraña? Seguro que sí, cargada de obstáculos que ojalá no vuelvan a repetirse, pero con el Novak Djokovic de siempre, ese que siempre sube la apuesta cuando la vida le pone barreras. En 2023, ya sin restricciones, descubriremos lo que la verdad esconde.
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