Blog Murciego: Italia tiene lo que se merece

Si Jannik Sinner hubiera sido consciente de lo que significaba ese revés largo que se le escapó a De Miñaur delante de las 11.000 personas presentes en el estadio Martín Carpena, seguramente habría celebrado de otra manera su victoria. Pero claro, ¿cómo se celebra el mayor éxito de tu carrera? No solamente para ti, también para todos tus compañeros de equipo, para tu capitán y para todos los ciudadanos de una nación que llevaban 47 años esperando este momento. Italia es campeona de la Copa Davis, algo que no sucedía desde los tiempos de Adriano Panatta y Corrado Barazutti. Casi medio siglo han necesitado para volver a lo más alto, aunque esta vez el camino ha sido muy distinto, casi programado. Todo empezó desde dentro, con una inversión de capital a todos los niveles, una expansión de poder que pudiera dar cobijo a todos sus jugadores, independientemente del ranking. El resultado, que solo podía ser positivo, ha terminado tomando forma. Concretamente, el de una Ensaladera.

Para entender lo que pasó ayer, primero hay que irse a tiempos pre-pandemia, donde la Federación Italiana de Tenis (FIT) tomó la mejor decisión desde su creación. Hablamos de una inversión que diera forma a toda la pirámide del tenis, apostando por celebrar más torneos que nadie, ya fuera en los Futures, en los Challengers, incluso en las alturas. Reforzar el Masters 1000 de Roma y llevar las ATP Finals a Turín solamente es la punta del iceberg, incluso cuentan con la figura de Andrea Gaudenzi al mando de todas las operaciones en la ATP. Sin embargo, es en los niveles inferiores donde encontramos la verdadera respuesta, la de una asociación transparente y ambiciosa que lleva cuidando a sus tenistas mucho tiempo. ¿Y cómo se cuida a un jugador? Pues con dinero, evidentemente, pero también ofreciéndole la oportunidad de viajar con un entrenador, de viajar con un preparador físico o un fisio y, por encima de todo, permitiéndole diseñar un calendario donde no tenga que viajar demasiado lejos en busca de los puntos necesarios para rebajar su ranking. Aquí es donde los italianos se han convertido en la mayor referencia del circuito, pudiendo abordar el top150 disputando únicamente torneos locales.

¿Ustedes saben cuál es el país que más torneos Challenger ha organizado esta temporada? Porque España, pese a romper su propio récord con 15 torneos, se queda lejos. Porque el imperio francés, con 16, tampoco opta a este galardón. Ni siquiera el gigante norteamericano, con 22 eventos, es de quien estamos hablando. La respuesta es Italia, con 23 torneos Challenger, demostrando una vez más que la mejor manera de recoger el fruto maduro es regando bien la base y multiplicando sus semillas. Que luego al mirar el ranking no sorprenda al ver que tienen TREINTA jugadores dentro del top300, es decir, tienen jugadores compitiendo en cada uno de los estratos de la clasificación. Gente luchando por acceder a los Challenger (Mager, Forti, Caruso) gente luchando por ganarlos (Passaro, Bellucci, Darderi), gente luchando en las Qualys de los Grand Slam (Vavassori, Nardi, Cobolli), gente luchando por hacerse fuerte en el top100 (Sonego, Arnaldi, Musetti) y gente luchando por sentarse en el trono mundial que actualmente ocupa el mejor de jugador de la historia. En ese último escalón –a la espera del regreso de Berrettini– solo tienen un nombre, el mismo que hace unas horas los vistió de campeones, echando a todo un país a la calle a celebrarlo.

Esto es algo diferente a cualquier otro torneo, es algo muy especial porque no juegas para ti mismo, sino que juegas para el equipo”, declaraba Jannik Sinner tras su triunfo ante De Miñaur, cerrando un fin de semana perfecto donde ganó los cinco puntos que disputó en Málaga. “Tengo que agradecer a todos por haberse clasificado en Bolonia, donde no pude estar. Vine aquí con mucha confianza después de todo el mes pasado, después de hacer final en Turín, puedo decir que he dado mi 100%, di todo lo que tenía. Todos nos hemos animado hasta el final, quizá esa sea la clave para estar hoy aquí con el trofeo. Ahora sabemos que tenemos mucho potencial en cada uno de los jugadores y también como equipo. Somos muy jóvenes, así que estamos hambrientos por ganar otra vez. Al menos podremos decir que ya sabemos lo que es sentir esta emoción al menos una vez en la vida, es algo increíble”, confirmó el nº4 del mundo, posiblemente el jugador de mayor evolución esta temporada. Eso sí, que se prepare en 2024 porque le van a exigir pelear por los Grand Slam, aunque de esto ya hablaremos otro día.

¿Conclusiones de esta Copa Davis? Que Italia es campeona porque está haciendo muy bien las cosas. A falta de la todopoderosa Rusia –castigada todavía por la guerra contra Ucrania– y de una figura letal en el equipo australiano –siempre candidatos, pero sin Kyrgios no es lo mismo–, parece que los transalpinos pueden ponerse las botas a medio plazo en esta competición. Sobre todo si cuentan con una figura tan inspirada como Jannik Sinner, quien no pagó el esfuerzo de las ATP Finals y aterrizó en Andalucía con más dinamita que nunca. Hasta obró un milagro levantándole un partido a Novak Djokovic que el serbio tardará un tiempito en olvidar, de esas heridas que tantas veces ha dejado grabadas en la piel de sus rivales. Muchos se reían cuando repasábamos los éxitos que el tenis italiano comenzaba a firmar en categorías inferiores, cuando señalábamos su imperio en los Challenger con varias paradas por mes o cuando nos asombraba ver la cantidad de jugadores que alcanzaban el top200 mundial. Ahora todo tiene sentido, esta Copa Davis ha devuelto con creces la inversión de los últimos diez años. Amigos, la época de rigatonis y traviatas solo acaba de empezar.