Tenis | El análisis de Fernando Murciego: Las mayores sorpresas en Grand Slam de 2023

Empezamos por los hombres, aunque reconozco que no pasé de la primera ronda después de chocarme con este resultado. Por cómo venían ambos jugadores y por las expectativas tan diferentes que arrastraban, me quedo con el triunfo épico de Andy Murray sobre Matteo Berrettini en su partido de debut. Que sí, que ante Kokkinakis dos días después también fue un espectáculo, pero enfrente no había un semifinalista del Open de Australia. Además, inclinando al italiano con un guion de película (6-3, 6-3, 4-6, 6-7, 7-6), recordando que tan importante es el fondo como las formas. Lo dicho, una de esas victorias que se siguen celebrando semanas después, aunque confieso que con el escocés siempre es algo muy personal.

En cuanto a las chicas, también es algo muy personal. Esa manera de ver caer a Garbiñe Muguruza después de tener bola de partido ante Elise Mertens en primera ronda (3-6, 7-6, 6-1) ya indicaba que algo no iba bien, que la confianza no estaba en su punto más alto y que, posiblemente, esta temporada no iba a ser memorable. Esa sensación volvió a repetirse varias veces durante el año, partidos aparentemente cerrados que se terminaban escapando, pero el de Melbourne supuso la primera herida de una larga lista. Un jarro de agua fría que causó más de un constipado y que, a día de hoy, recordamos con una especia de nostalgia cruda. Quién sabe si volveremos a ver a la hispano-venezolana disputando otra vez estos torneos.

¿Daniil Medvedev cayendo en primera ronda de Roland Garros? Viendo su historial con el torneo no parece la mayor de las sorpresas, a no ser que llegue de levantar el título en el Masters 1000 de Roma días atrás. A no ser que venga de hacer una gira casi perfecta en las giras de febrero y marzo. A no ser que vuelva a ser uno de los jugadores más regulares del circuito. Pues nada de esto pudo frenar el impulso de Thiago Seyboth Wild (7-6, 6-7, 2-6, 6-3, 6-4), que jamás había ganado un partido en un torneo de Grand Slam. El brasileño dejó su marca para siempre en París y, sobre todo, su huella en la mente de Medvedev. Luego no significó nada más que una derrota, pero fue LA derrota más impactante del cuadro masculino de esta edición.

No ganó el torneo, ni siquiera hizo final. Es más, tampoco llegó a semifinales, pero la cara de Elina Svitolina tras abandonar Roland Garros era de ganadora total, de mujer que vuelve a coger las riendas de su carrera, la que rescata sus mejores golpes en un gran escenario en tiempo récord y con más determinación que antes. La ucraniana se quedó en cuartos de final ante

Sabalenka, pero su victoria en la ronda previa ante Daria Kasatkina –por aquel entonces #9 del mundo– resultó ser la confirmación definitiva (6-4, 7-6) de que Elina ya estaba lista para pelear como en los viejos tiempos. Un recorrido de lo más emocionante en París que luego tendría continuidad en Wimbledon, donde daría un paso más fulminando a la mejor del ranking.

Muchos dirán que, si un jugador llega a la final de un Grand Slam, tiene motivos de sobra para pensar que puede salir campeón. Pues yo lo siento mucho pero no veo una mayor sorpresa en este pasado Wimbledon que la que se dio en el último día de competición. ¿Ganarle a Novak Djokovic en la final de Wimbledon en un quinto set? Nos lo dicen antes de que sucediera y hubiéramos perdido muchísimo dinero, pero es la proeza que llevó a cabo nuestro Carlitos Alcaraz (1-6, 7-6, 6-1, 3-6, 6-4). Un marcador para el recuerdo, un triunfo memorable, el único día de toda la temporada donde el serbio no cantó victoria en categoría Grand Slam. Si estos son los requisitos necesarios para ser candidato al mejor partido del año, aquí se cumplen todos. Benditas las quinielas que no siempre se cumplen.

Y de hombres pasamos a mujeres, pero seguimos sin movernos del partido por el título. De nuevo una final, de nuevo una gran favorita, de nuevo la mayor de las sorpresas, incluso por encima de la Svitolina sobre Swiatek. Se le escapó el título (otra vez) a Ons Jabeur, aunque en esta ocasión no fue por motivos tenísticos, sino puramente mentales. La tunecina ansiaba tanto esta victoria que puso la primera piedra en contra para ver cómo su sueño se volvía a desvanecer en el All England Club. Ni siquiera pudo forzar un tercer set (6-4, 6-4). De todo esto se aprovechó Marketa Vondrousova para entrar en la historia del torneo más emblemático del circuito, aunque su mérito tuvo llegar hasta tan lejos pese a no tener apenas recorrido sobre esta superficie.

Que Casper Ruud tuviera un año complicado entraba en todas las quinielas pensadas en diciembre, al fin y al cabo, es lo que tiene alcanzar dos finales de Grand Slam y quedarte a dos sets de convertirte en el Nº1 del mundo. El vértigo de los triunfadores. Fueron muchos los tropiezos que sufrió el noruego, quien salvó todos sus puntos en Roland Garros para luego perder la mayoría en el US Open, donde se despidió en segunda ronda ante un inspirado Zhizhen Zhang (6-4, 5-7, 6-2, 0-6, 6-2). Tremenda actuación del chino para sacar del cuadro al vigente subcampeón, pero es que ni un rosco en la cuarta manga le sirvió a Casper para coger el impulso necesario a la hora de cerrar la batalla. No fue la única sorpresa del evento pero, si tenemos en cuenta el resultado del año anterior, hay que quedarse con esta como una de las mayores decepciones de la quincena.

Y si hemos señalado a Ruud por no defender su final de 2022, lo mismo toca hacer en la rama femenina con Iga Swiatek. La campeona en Nueva York vio cómo un tanque la pasaba por encima en octavos de final: el tanque de Jelena Ostapenko (3-6, 6-3, 6-1). Un triunfo que dejó a todo el mundo con la boca

abierta, incluso conociendo las capacidades de la letona cuando se enfrenta a una top15 en este tipo de torneos. La polaca no solo perdió, sino que bajó los brazos durante el tercer parcial, algo que le habíamos visto en poquísimas ocasiones a lo largo de estos dos últimos calendarios. Menos mal que luego remontó en la gira asiática y en las WTA Finals, ya que perfectamente podría haber sido un punto de inflexión para entrar en un túnel que le impidiera pelear por recuperar el trono mundial. Eso sí, el mal sueño de aquella noche no se lo quita nadie.