Miami 2017 (final), Roger Federer-Rafael Nadal: Miami Federer Machine 6-3 y 6-4

Roger Federer: El suizo sí que está en la cresta de su ola a los 35 años y juega para ganar como si tal cosa. Lo volvió a hacer en Miami con una seguridad portentosa y una cualidad para el acierto fuera de lo común, innata. Ya suma un Grand Slam y dos Masters 1.000. No parece tener techo en ausencia de Djokovic y Murray. Tiafoe, Del Potro, Roberto Bautista, Berdych y Kyrgios pasaron antes a la lista de damnificados del suizo en Miami para rematarlo con el propio Nadal.

Rafael Nadal: El insoportable calor (y su correspondiente humedad) evaporó al de Manacor, que pasó por alto la opción en el primer set de romperle el servicio al suizo para tratar de disputar con más opciones la final. En líneas generales no se vio la mejor versión del español en este 2017 de recuperación para la causa de los héroes. Si Dudi Sela, Kohlschreiber, Mahut, Jack Sock y Fognini pasaron por su caja en Miami, Federer le cobró.

El Crandon Park Tennis Center, lleno en sus 13.800 localidades, y bajo el sol abrasador del mediodía en el abril de Miami (28 grados, 33 en pista), fue el escenario de un partidazo de una hora y 35 minutos que habló el dialecto suizo-alemán que practica en la intimidad Federer, superior a un Nadal que nunca se atrevió a salirse del guion.

Porque en el tuya-mía/mía-tuya del tenis el suizo fue más fiable, casi perfecto, en tanto que Nadal perdió puntos con más facilidad. La propuesta de intercambio de golpes de Federer resultó fatal para Nadal, que no dio con la manera de inquietar al suizo más que en puntuales arranques de genialidad.

Desde el principio, cada juego parecía el último. Todos medían sus golpes, con mucho miedo, pavor, a no regalar nada al oponente, mucho menos el saque, la clave de este deporte. Y nadie, claro está, cedía un metro en la lucha sobre la pista dura. Hasta que Federer rompió una vez el servicio para un cómodo 6-3 final del primer set.

El segundo set fue un calco, con ruptura al final y del lado de Federer. Ya tenía con el 5-4 y servicio a favor mucho más cerca el denominado quinto grande de la temporada tras los clásicos Grand Slams. No perdonó el suizo. 6-4 y a casa con el trofeo en Cayo Vizcaíno.

Primer set: Comenzar con ruptura es el mejor principio de un matrimonio de conveniencia que es un partido de tenis. Y eso intentó Nadal. Sin conseguirlo, finalmente, por la resistencia de Federer, quien superó dos ventajas del español. Eso llevó a un duelo de mantener el servicio tan habitual entre dos rivales sin sorpresas entre ellos por el roce que les ha llevado al cariño.

La bola de ‘break’ del quinto juego no la aprovechó Nadal ante un Federer que se iba imaginando más preciso, lo mismo que el suizo tampoco rentabilizó la suya en el sexto. Al séptimo juego no llegó la vencida para Rafa, aunque por poco. Jugando al límite, solo los detalles desequilibraban mínimamente la balanza. Y ese contrapeso cayó del lado suizo al octavo juego. El 5-3, a la sexta oportunidad, mediatizó lo poco que quedaba para el resto de set (6-3).

Segundo set: Dos juegos en blanco de comienzo encajó Nadal cuando sacaba Federer, sin dificultades serias. Esa seguridad de Federer al saque frenaba a un Nadal que se sentía impotente ante todo un muro de frontón. Fue avanzando el set entre la igualdad que ya presidió el primero. Nadal salvó, por ejemplo, un ‘break’ en el séptimo que celebró con pasión. Aparecía, por vez primera, la garra del héroe. Pero sin continuidad. La eficacia de Federer fue aplastante.

Nadal volvió a perder en su decimocuarta participación en Miami. No hay manera en un torneo que, pese a ser en Miami, curiosamente no habla español neutro. El título 70 de su carrera se le sigue resistiendo. A Federer, en cambio, le salió todo para un póquer ante Nadal: cuatro de cuatro en los últimos cuatro partidos. Lo que viene a ser un cuatrero del tenis. Porque te roba hasta el alma.