Open de Australia 2020, Kenin-Muguruza (final): El tercero tendrá que esperar (4-6, 6-2 y 6-2)

Sofia Kenin. Asombrosa irrupción la que ha tenido Sofia Kenin en los grandes escenarios en Melbourne. La estadounidense, que nunca había pisado la segunda semana de un grande, sale del Open de Australia 2020 reforzada como la número 7, la mejor estadounidense del circuito, y convertida en una amenaza con múltiples recursos para sus rivales, que la tendrán en cuenta en futuros torneos.

Garbiñe Muguruza. Volvió en este Open de Australia, pero le faltó rematar la tarea. Con viento a favor y a un solo set, las luces de alarma volvieron a encenderse cuando Kenin empezó a castigarla desatando un tenis veloz y sin complejos que no supo descifrar. Se daba por hecho que este mismo año estaría en disposición de completar los cuatro títulos del Grand Slam, pero Conchita y ella aún tienen tarea por delante. El primer paso, no obstante, está dado y nadie la podrá volver a descartar de antemano en futuros torneos.

La experiencia se presentaba como el factor clave de cara a la final entre Garbiñe Muguruza y Sofia Kenin. Con dos Grand Slams y tres finales en su carrera, la española contaba con cierta ventaja, pero Kenin ha dado sobradas muestras de descaro desde antes de irrumpir en la élite de la WTA, y en la Rod Laver supo cómo lucirlo de nuevo.

Garbiñe tenía claro cuál tenía que ser el guion a seguir, proponiendo puntos cortos y haciendo valer su contundencia. Kenin tenía que impedirlo a toda costa, y para ello necesitaba mostrar todo su repertorio más allá del revés, su especialidad. En los primeros juegos intentó buscar en todo momento las dejadas para que Muguruza no pudiera tomar la iniciativa y obligarla a subir a la red en todo momento, pero la caraqueña tiene ya muchas tablas y mostró estar en un momento psicológico de fortaleza en el que respondía a la perfección a esos ataques.

El descaro de la estadounidense nacida en Moscú fue castigado en el tercer juego con el primer break. En 15 minutos, Garbiñe le había desmontado de un plumazo su planteamiento y le dio la bienvenida más amarga posible a las finales de los majors, donde influyen múltiples factores más allá de la técnica. Las hermanas Williams, tanto Serena como Venus, con sus mil batallas a sus espaldas, ya habían claudicado en sendas finales de Grand Slams, y a la bisoña Kenin parecía que le esperaba un desenlace similar después de que Garbiñe respondiera con autoridad a un break que igualó brevemente. Le llevó casi una hora, pero el primer set fue para la exnúmero uno del mundo.

Sofia Kenin tenía que hacer algo distinto y apostó por meterle un plus de energía al segundo set. Esta vez sí cogió por sorpresa a Muguruza, que se encontró rápidamente con un break en contra. Irónicamente, Kenin triunfó con su plan b, apostando por meterle una velocidad endiablada al partido. Con dos roturas, la estadounidense llevó la final a un tercer set de pronóstico incierto en menos de media hora.

Además de la muestra de carácter que igualó el partido, Kenin llevó de paso a Garbiñe a un incómodo territorio desconocido que no había pisado con Elina Svitolina o Simona Halep. Kenin tampoco había vivido una situación similar, y aunque su tenis seguía siendo de altísima calidad, cada mínimo error que cometía parecía situarla al borde del llanto.

El peso de la experiencia pudo haberse mostrado decisivo en el quinto juego, cuando Garbiñe tuvo hasta tres bolas de break para empezar a acariciar el título, pero tenía un hueso enfrente. La garra de Kenin pudo más que sus indisimulables nervios y consiguió defender su servicio. Ahora era Conchita la que tenía que insistirle a Garbiñe para que no se viniera abajo ante la ocasión perdida.

Se le hizo de noche a Muguruza. Kenin le recuperó un 40-15 y se puso en disposición de romper tras un punto en el que la red se alió con ella y Garbiñe, a pesar de llegar, erró al intentar engañarla. Una doble falta a continuación terminó por hundir a la española, sin tiempo ni margen para reaccionar ya. Kenin dio una exhibición de personalidad y talento desbocado, pasaporte directo para su primer título del Grand Slam. El tercer major de Muguruza tendrá que esperar, y Roland Garros asoma en el horizonte como el escenario para confirmar que su retorno de la mano de Conchita es permanente.