Open de Australia 2016: Nadal, único tenista en la élite fiel a su entrenador

Tras la eliminación de Rafa Nadal en la primera semana del Open de Australia ante Fernando Verdasco, el debate sobre la necesidad de un cambio de entrenador en el organigrama del balear se ha intensificado de nuevo, algo que ya sucedió el año pasado. En la clasificación actual de la ATP los veteranos se han hecho fuertes en lo más alto de la clasificación de la ATP, y las nuevas hornadas tienen dificultades para tomar el relevo –o incluso para asentarse con una mínima regularidad-. Este statu quo actual se explica porque la élite del tenis mundial ha tenido que reinventarse en más de una ocasión para seguir ocupando los primeros puestos a excepción de Nadal, que se mantiene fiel a su entrenador de toda la vida, su tío Toni Nadal¸y sigue sin tener en sus planes un cambio en este sentido a corto plazo, según se desprende de sus declaraciones tras la derrota.

El actual número uno del mundo, Novak Djokovic, es uno de los que más ha modificado su cuerpo técnico en su búsqueda incansable de la inmortalidad. Desde sus impulsivos inicios, en los que parecía que no podría tomar el relevo del binomio Nadal-Federer, el juego, la alimentación y la preparación física del tenista serbio han sufrido cambios muy notables hasta llegar a la situación actual, en la que hay varios escalones de distancia entre él y el resto de la ATP. Desde que diera sus primeros pasos junto a Dejan Petrovic (con quien pasó del puesto 300 al 100 en el ranking), Nole ha cambiado hasta en ocho ocasiones de preparador.

Uno de los más fieles ha sido Marian Vajda, quien lleva junto a él desde 2006, tomando el relevo de Riccardo Piatti, que compatibilizaba el entrenamiento de Djokovic con el de Ivan Ljubicic. Con Vajda como figura principal en su cuerpo de entrenadores, se han sucedido varios profesionales que potenciaban aspectos determinado de su día a día, desde los aspectos tácticos hasta los nutricionales (importante fue la llegada de Igor Cetojevic, que le restringió los alimentos con gluten). Desde 2013 está en su equipo el extenista alemán Boris Becker, que le ayudó a darle consistencia en los torneos del Grand Slam gracias a su experiencia en los años noventa. Desde entonces, Djokovic ha iniciado un reinado que parece capaz de permanecer durante mucho tiempo.

Roger Federer también ha tenido que cambiar su filosofía radicalmente desde sus primeros años, en los que el suizo era un joven alocado que parecía destinado a encallarse, mismas sensaciones que hoy día ofrecen otros tenistas del circuito como Thanasi Kokkinakis o Bernard Tomic. Poco a poco, Roger Federer fue centrándose y consiguiendo éxitos en los grandes escenarios, pero siempre sin tener una clara figura técnica a su lado. Recibió los consejos puntuales de Tony Roche y José Higueras, ambos destinados principalmente a potenciarlo en la tierra batida, aunque el español continuó después de la temporada de la arcilla. Tras estas experiencias, Paul Annacone pasó a formar parte de su equipo entre 2010 y 2013, buscando poner fin a una sequía de dos años, coincidiendo con los años de mayor dominio de Rafa Nadal. Todos estos apoyos puntuales estuvieron siempre junto a Severin Lüthi, capitán del equipo suizo de Copa Davis y gran referente del tenis helvético. En 2014, Federer se negó a aceptar su etapa de declive y contrató a Stefan Edberg, con quien aprendió a acortar los puntos y volver a resultar competitivo, como ya demostró en la final del US Open 2015, en la que sólo Djokovic pudo frenarlo. En el año que acaba de empezar, Federer quiere ser aún más contundente en tierra batida y ha contratado a Ivan Ljubicic, uno de los grandes sacadores del circuito en los últimos años, para ser aún más eficiente con su servicio e intentar pulir su efectividad con las bolas de break a favor.

Andy Murray también ha ido buscando por todo el mundo las claves que hicieran que no pasara desapercibido en una de las eras más despiadadamente competitivas de la ATP. Eternamente a la sombra de Federer, Nadal y Djokovic, al escocés se le acusaba de falta de consistencia en los Grand Slams, y por ello buscó el consejo de Ivan Lendl (de 2011 a 2014), con quien consiguió sumar su primer grande. En el pasado, Mark Petchey, Brad Gilbert, Miles MacLagan o Àlex Corretja (éste para potenciar su juego en tierra batida) habían sido los protagonistas de su ascensión en el ranking. A Lendl lo sucedió Amélie Mauresmo, con quien consiguió sacarse la espina de Wimbledon y a quien se ha unido este mismo año el sueco Jonas Bjorkman, buscando un plus de energía y disfrute en su tenis.

Muchos menos cambios han afrontado Tomas Berdych, Kei Nishikori, Stan Wawrinka o David Ferrer. El tenista checo sustituyó a Tomas Krupa y David Vydra en 2014 por la dupla formada por el venezolano de origen español Daniel Vallverdú y el preparador físico Azuz Simcich. En el caso de Nishikori, el japonés se ha mantenido fiel desde sus inicios a Dante Bottini, pero desde 2013 hay una figura mucho más mediática, Michael Chang, que ejerce sobre todo de consejero antes que de preparador técnico. Wawrinka ha vivido gran parte de su carrera con Dimitri Zavialoff, pero en 2010 decidió ponerse en las manos de Peter Lundgren, uno de los entrenadores de Federer en sus inicios. Desde 2013 es Magnus Norman el que intenta controlar el voluble carácter del suizo, que ya se ha convertido en uno de los habituales en las instancias finales de los mejores torneos del año.

David Ferrer, por su parte, tuvo una gran evolución bajo la batuta de Javier Piles, con el que se asentó como un miembro permanente del Top 8 de la ATP, aunque siempre con la asignatura pendiente de los Grand Slams, donde Federer, Djokovic, Nadal y Murray no han dejado posibilidad al resto. En 2014 comenzó a entrenar con José Francisco Altur, pero sus sensaciones no eran las mejores y decidió volver a dar un giro a su trayectoria de la mano de Paco Fogues, que lo ha ayudado a reencontrarse con su mejor juego.

Rafa Nadal es la excepción a la norma, ya que nunca ha roto lazos con su tío y entrenador de toda la vida. Toni Nadal sigue siendo el que busca redescubrir la mejor versión del manacorí, que en este momento está buscando la forma de cambiar su estilo de juego, pero siempre junto a su equipo de toda la vida, al que ha defendido públicamente cuando se apuntaba precisamente a este factor como el primero que debía ser modificado para que volviera a despuntar. “No necesito cambiar mi equipo, tan sólo yo”, dijo en su momento públicamente el exnúmero uno del mundo, y en esa tarea está, intentando dejar atrás la sorpresa que supuso la derrota ante Verdasco y preparando ya la temporada de tierra batida, que tendrá como guinda Roland Garros, donde espera plantar cara nuevamente a Djokovic.