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Nadal y Valverde o cuando la edad es sólo un número y la vida sigue igual

Edgar Saiz

Actualizado 01/02/2022 a las 11:13 GMT

17 años han pasado desde que Rafael Nadal y Alejandro Valverde ganaron respectivamente su primer Roland Garros y su primera etapa en el Tour de Francia. Desde entonces, no han dejado ni de ganar ni de emocionarnos. El pasado fin de semana, el tenista levantó su 21º Grand Slam y el ciclista logró la victoria número 131 de su carrera. Dos eternas e irrepetibles leyendas del deporte español.

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*DON: Se utiliza como un tratamiento de respeto que se antepone a los nombres de pila. Antiguamente estaba reservado a determinadas personas de elevado rango social, como muestra de respeto y cortesía.
Si en 2005 alguien nos hubiese intentado convencer de que en 2022 Don Rafael Nadal Parera y Don Alejandro Valverde Belmonte iban a seguir ganando, le hubiésemos tomado por loco. Allá por cuando el tenista lograba en junio su primer Roland Garros, ante Mariano Puerta en la Chartier y, sólo un mes después, el ciclista conquistaba su primera etapa en el Tour de Francia, ante un tal Lance Armstrong en la subida a Courchevel. Por aquel entonces no había ni Whatsapp, ni Twitter ni Instagram y a lo único que te enganchabas era a la televisión para verles campeonar.
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Una generación, la de los que nacimos entre los 90 y los millennials, que hemos crecido con sus victorias. Dos tercios de nuestra vida ligados a dos tipos que, 17 años después, siguen ganando y haciéndonos vibrar como el primer día. Dos deportistas que, sin saber que existimos, nos han robado el corazón para que sintamos sus victorias y derrotas como propias y orgullosas. Es como si ya formasen parte de nuestras familias. Nosotros no veáis si hemos cambiado, pero ¿y ellos? Para ellos la vida sigue igual.

La victoria nº 131 y el 21º Grand Slam

Valverde ha necesitado cuatro días de competición para volver a dejarnos con la boca abierta con la victoria número 131 de su carrera. La primera de la temporada de su adiós. Ante ciclistas como McNulty, Vlasov o Matthews. Camino de los 42 años. Nadie ha ganado más en el ciclismo español. Y en el mismo fin de semana resurge también Rafa Nadal, el más difícil todavía, quien directamente nos ha hecho llorar conquistando el Open de Australia. Remontando una desventaja de dos sets con Daniil Medvedev. Haciendo lo imposible realidad con 35 tacos para convertirse en el tenista con más Grand Slams (21) de la historia. No es lo que ganan o cuanto ganan, que también, sino la manera en la que nos hacen sentir y la forma en la que nos emocionan. Los números uno en hacernos levantar del sofá.
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Dos ejemplos, dos campeones, dos orgullos nacionales

Balear y murciano son dos modelos para el deporte y la vida. De valores y humildad. De representar como pocos el deporte de un país de 47 millones de habitantes que, muchas veces, sirve de salvoconducto a los problemas del día a día de su gente. De levantarse ante los golpes y no rendirse nunca contra las adversidades. De luchar y volver a ganar. Como cuando Valverde se destrozó la rodilla en el Tour 2017 para un año después convertirse en campeón del mundo. O como ahora cuando Nadal ha tenido que superar una lesión de seis meses, covid de por medio, y que le puso encima de la mesa la opción de la retirada, para vencer pese a todo y contra todos y levantar el título en Melbourne. Ambos son el claro ejemplo de que la edad es sólo un número del DNI y que si al talento le sumas trabajo, sacrificio, entrega y pasión por lo que uno hace te acabas convirtiendo en inmortal.
Pero lo mejor de Nadal y Valverde es que, por mucho y más que ganen, nunca dejan de sorprendernos. Cuando crees que ya es imposible que vuelvan, no sólo vuelven, sino que lo hacen por sus fueros. Con 77 palos entre los dos, siguen siendo el orgullo de un deporte español que lleva años y años buscando herederos. Que claro que los hay, pero que todavía los 'capos' no entregan el testigo. El vacío que dejen cuando se retiren será enorme, porque por muy optimistas que seamos no volverá a haber ninguno como ellos, pero hasta entonces disfrutemos de cada partido y cada carrera como si fuese The Last Dance. Ganen o no. Y sobre todo, no les dejemos de agradecer lo que han conseguido. Porque cada golpe y cada pedalada ya son de más. Rafa y Alejandro, sois eternos.
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