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La opinión de Fernando Gómez | Lendl: mano de hierro, muchas victorias y ninguna sonrisa

Fernando Gómez

Actualizado 09/03/2023 a las 10:37 GMT

Este 7 de marzo se cumplen 63 años del nacimiento en Ostrava, entonces ciudad checoslovaca, de uno de los tenistas que ha dominado con más contundencia el circuito profesional de la ATP: Ivan Lendl. Fue un jugador muy profesional en el sentido de no distraerse de sus objetivos y de prepararse a conciencia para competir.

Ivan Lendl en 1985.

Fuente de la imagen: Getty Images

No participó en polémicas como sus contemporáneos estadounidenses Jimmy Connors o John McEnroe, pero tampoco tenía demasiados amigos en el circuito profesional. Se mostró partidario de reducir o acabar con los premios económicos que recibían los que perdían en la primera ronda de los torneos. No dudaba en reclamar ante los árbitros la más mínima alteración del guion fijado que se producía durante un partido.
No recuerdo una sola sonrisa del Lendl jugador, ni cuando conquistó sus mayores triunfos. Como entrenador de Andy Murray sí lo vi hacerlo durante un acto paralelo a la competición en Real Club de Tenis Barcelona 1899. Para la mayoría de los rivales resultaba complicado contrarrestar el juego de la mejor versión de Lendl. En contadas ocasiones la pérdida de control influía negativamente en su rendimiento. Lo intentó sin éxito el peruano Pablo Arraya durante la final del Grand Prix de Madrid de 1981 (torneo donde comenzó una racha espectacular de nuestro protagonista de la que hablaremos más adelante) dirigiéndose como si de un presentador o un cantante se tratase a los micrófonos de pie que había colocados en la pista central del Club de Campo Villa de Madrid cada vez que conseguía ganar un punto más y seguir en el encuentro. En una de las ocasiones dijo que se quedaba en la capital de España para siempre. No pudo evitar la derrota por 6-3, 6-2, 6-2. Quien sí lo consiguió fue el adolescente Michael Chang con aquellas imágenes inolvidables del partido de octavos de final de Roland Garros de 1989, en el que volteó un marcador muy desfavorable para acabar ganando 4-6, 4-6, 6-3, 6-3, 6-3. Los saques a la altura de la cintura eran algo mucho más extraño que en los tiempos actuales. Después llegaron también los calambres del estadounidense de origen asiático, que conquistó en París el único torneo de Grand Slam con el que terminó su carrera.
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5 juin 1989 : Ivan Lendl tombe à la surprise générale contre Michael Chang.

Fuente de la imagen: Getty Images

A Lendl no le resultó sencillo llegar a la cima y hacerse con los campeonatos más preciados. El tenis es el deporte con el que ya tuvo relación en la infancia. Su madre llegó a ser la segunda mejor jugadora checoslovaca. Él hizo lo mismo con sus cinco hijas, pero no para fomentar el tenis, sino el golf. Este deporte constituyó su principal actividad desde que se retiró del tenis y lo practicó con tal entusiasmo que llegó a tener un hándicap 0 e incluso organizó en 2004 un torneo benéfico que llevaba su nombre: el Ivan Lendl Celebrity Golf Tournament. Se alejó por completo del tenis tras retirarse. No acudía ni para recibir reconocimientos por su brillante carrera. Al estilo en la actualidad del estadounidense Pete Sampras. Como hemos expresado, Ivan tuvo que afrontar grandes dificultades, como la fama de perdedor que le acompañó después de caer en sus cuatro primeras finales de Grand Slam y los problemas políticos domésticos que sufrió en uno de los mejores momentos de su carrera, en 1986, cuando la Federación de su país le amenazó con negarle la autorización para poder jugar torneos en el extranjero como sanción por haber disputado el torneo surafricano de Sun City, en unos momentos en los que desde el deporte se combatía también el régimen político del apartheid. En 1974 no se disputó la final de la Copa Davis porque India se negó a viajar a Sudáfrica. Lendl, que lideró al equipo de Checoslovaquia en 1980 en Praga para conquistar ante Italia (4-1 en la final) el primer título en esta competición, dejó de vivir en el país de nacimiento, renunció a competir por su Selección y trasladó la residencia a Nueva York. Lo justificaba porque la vida era más sencilla. En una ocasión puso como ejemplo lo cómodo que le resultaba tener una tarjeta con la que podía llamar desde las cabinas de teléfono sin necesidad de utilizar dinero en metálico. En 1992 obtuvo la nacionalidad de Estados Unidos.
Como hemos afirmado, Lendl tuvo que esperar a su quinta final de Grand Slam para levantar el primer trofeo de la categoría. Fue en Roland Garros en 1984. Antes había perdido ya en todos los escenarios, salvo en Wimbledon. En el US OPEN dos veces e incluso en el torneo parisino tres años antes frente al sueco Bjorn Borg en cinco sets. No solo cambió su destino personal, sino el del año del circuito profesional. El estadounidense John McEnroe buscaba su primer título en París en un curso en el que nadie había sido capaz de ganarle en 39 encuentros. Y se llevó con claridad los dos primeros sets de la final. Contra todo eso emergió Lendl para modificar la historia e imponerse 3-6, 2-6, 6-4, 7-5, 7-5. Nunca pudo revertir a números positivos sus finales de Grand Slam a pesar de los ocho títulos (2 en Australia, 3 en Roland Garros y otros 3 en el US OPEN). Lendl perdió 11 finales de Grand Slam (5 en el torneo estadounidense y 2 en cada uno de los otros tres). Como dato de constancia se puede apuntar que durante ocho años, los comprendidos entre 1982 y 1989 las finales del US OPEN fueron entre Lendl y el rival de turno que sobrevivió por la otra parte del cuadro, pero solo ganó las de 1985, 1986 y 1987. Hay quien ha encontrado la explicación a los éxitos del checoslovaco en que solía contratar para la conservación de su pista privada en el domicilio de Long Island a algunos de los trabajadores que preparaban las superficies de Flushing Meadows. Y, aunque pueda sorprender, esas 8 finales seguidas del último Grand Slam del año no es su marca más alta. Y para superarla ni siquiera es necesario salir de Nueva York. Lendl estuvo jugando el encuentro de la definición en el Masters del Madison Square Garden durante 9 temporadas seguidas: todas entre 1980 y 1988. Ganó 5 de ellas. Solo le superan por un título el suizo Roger Federer y el sebio Novak Djokovic. Lendl pasó 270 semanas como número uno mundial.
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Le palmarès d'Ivan Lendl : Trois Roland-Garros, trois US Open, deux Open d'Australie cinq Masters et 94 titres au total.

Fuente de la imagen: Getty Images

En una ocasión un taxista parisino que me condujo a Roland Garros me dijo que él se había interesado por el tenis cuando vio jugar a Lendl y que le encantaba verle levantar trofeos. Cuando perdió la costumbre de hacerlo, el conductor profesional dejó de ver tenis. La anécdota sirve para ilustrar el dominio y el modo de ganar que acompañó al checoslovaco de nacimiento una buena parte de su carrera. Tiene un registro de 44 victorias consecutivas que figura como la segunda mejor marca de la Era Open (desde 1968). Solo superada por las 46 del argentino Guillermo Vilas en 1977. Lendl acumuló triunfos desde que derrotó a Juan Avendaño en septiembre de 1981 en el Grand Prix de Madrid hasta que le venció el francés Yannick Noah en la final de La Quinta, California, en febrero de 1982. Esta racha le permitió encadenar los títulos de Madrid, Barcelona, Basilea, Viena, Colonia, Buenos Aires y el Masters de Nueva York en 1981 y continuar el curso siguiente con el de Delray Beach. Esta acumulación de 44 triunfos consecutivos supera los mejores registros de Djokovic (43), McEnroe (42), Borg y Federer (ambos con 41).
Es posible que Lendl se sienta muy identificado con Murray, tanto por ser el único tenista profesional al que ha entrenado, además en dos etapas, como por las dificultades que tenía para conquistar su primer título de Grand Slam, algo que le ayudó a superar en el US Open de 2012 después de haber perdido cuatro finales también. No obstante, su etapa de jugador podría encontrar más similitudes con la de Djokovic, en el sentido de poder afirmar que ambos ejercieron durante muchas fases de sus carreras y en lo que podríamos llamar el día a día un dominio muy amplio sobre sus rivales. Connvirtieron en rutinaria su costumbre de ser los últimos en dar la mano a los árbitros. Alguno de los lectores que ha llegado hasta aquí pensara que Djokovic es una versión mejorada de Lendl. Y probablemente lleven razón los que así lo crean, pero hoy corresponde felicitar y recordar la carrera de Ivan Lendl.
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