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Pablo Andújar, un guerrero renovado

Fernando Murciego

Actualizado 16/09/2019 a las 08:41 GMT

Entrevistamos al tenista español después de haber logrado en el US Open el mejor resultado de su carrera en un Grand Slam. Tras haber pasado un calvario con las lesiones durante casi cuatro temporadas, el jugador de 33 años confiesa tener la motivación de un chico joven. “Mi objetivo, más allá de la salud, es mejorar mi tenis”.

Pablo Andújar

Fuente de la imagen: Getty Images

Han pasado ya algunos días desde que terminara el US Open con la cuarta coronación de Rafael Nadal en Nueva York. Un éxito sin precedentes para el tenis español, aunque no fue el único de la edición. Sin tantos focos, sin tanto aplauso alrededor, Pablo Andújar lograba a los 33 años romper su techo en Grand Slam. Lo lograba, además, en la segunda parte de su carrera, una trayectoria claramente golpeada por una lesión de codo que amenazó con terminar con su aventura en el circuito. Ahora, después de ponerle más amor y pasión que nadie, el premio llegó para un guerrero que nunca tiró la toalla y que busca recuperar el tiempo perdido donde merece, dentro de la élite.
“La valoración del torneo es muy positiva y sorprendente al mismo tiempo”, confirma el de Cuenca, que no ganaba un partido en Grand Slam desde Wimbledon 2015. “Eso no quita que yo no pensara que todavía tenía el nivel para ganar partidos en este tipo de torneos. Nunca me planteo pasar una ronda, un objetivo de llegar a cuartos u octavos, no me quiero condicionar y meter presión. Simplemente estaba trabajando día a día y veía que estaba entrenando a buen nivel, pero sin pensar en resultados”, asegura el hombre que fue dejando por el camino a gente como Edmund, Sonego o Bublik. “El primer partido fue el punto de inflexión para ganar confianza de cara a los dos siguientes. Lo único malo quizá fue el partido ante Monfils, donde no pude rendir al nivel que a mí me hubiera gustado, esa fue la única espinita de un torneo que para mí fue espectacular”.
Ese partido ante el francés, sus primeros octavos de final en un Grand Slam, terminó siendo un fuerte dolor de cabeza debido al alto rendimiento del rival. “Entré a la pista pensando que tenía opciones, que podía tener alguna posibilidad en la que yo le hiciera daño y, de aprovecharla, tener opciones de ganar. Luego en todo momento fue superior”, analiza en su derrota por 6-1, 6-2 y 6-2. “Para empezar, él sacó muy bien, no me dejó restar y eso es lo que mejor suelo hacer. Habíamos planteado un partido más bien físico, con la idea de irme hacia la red de vez en cuando, siendo agresivo pero ordenado. Nada de eso salió, pero es que Gael jugó un partido muy completo, casi perfecto. Mi error fue no saber cambiar la dinámica, tratar de jugar de otra manera después de perder los dos primeros sets. Quizá eso sí me lo pueda reprochar un poco, el no saber salir de esa espiral, pero no fui capaz”, recuerda. “Es cierto que no jugué al nivel que yo venía desplegando esos días, el sabor es agridulce por la derrota tan contundente, pero el balance es positivo. Al final lo enfoqué todo de otra manera, me vi jugando en la Louis Armstrong y pensé en disfrutarlo, aunque me estuvieran dando una paliza”, señala el actual Nº50 de la ATP, quien acabó conectando con la grada de manera especial.
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Gaël Monfils et Pablo Andujar.

Fuente de la imagen: Getty Images

Antes de su gran papel en Nueva York, compartiendo la ronda de los 16 mejores, el conquense fue protagonista de otras historias en su pasado, como la de una lesión de codo que le mantuvo apartado casi cuatro años. Después de tanto tiempo parado y sin competir, incluso se podría decir que Pablo es hoy día más joven de lo que dice su pasaporte. “Me encantaría decir que sí, que soy más joven de lo que realmente soy, pero eso solamente lo dirá el futuro”, opina. “Se verá en cuanto yo siga jugando en el circuito y vea si mi físico, mi cabeza y mi motivación están capacitados. Ahora mismo te digo que la motivación y las ganas que tengo son las de un chaval joven, más joven que alguien de 33 años. Cada carrera y cada persona es distinta, lo que sí que espero es jugar el mayor tiempo posible mientras la salud me lo permita, así enfoco cada entrenamiento”, subraya el profesional desde 2003.
Nunca es buen momento para sufrir una lesión, de esto no cabe duda, pero el caso de Pablo fue más doloroso al llegar el contratiempo en el momento más dulce de su carrera. Un 2015 que le vio hacer tercera ronda en dos Grand Slams, además de pisar la final del ATP 500 Barcelona tras una semana de auténtico lujo. ¿Le veremos algún día desplegar ese nivel de tenis? “Es una incógnita, la verdad. Mi tenis ha cambiado, sobre todo en el saque, al estar condicionado por el tema del codo. No saco todo lo fuerte que yo quisiera, o con el efecto que me gustaría. Desde el fondo, sin embargo, me veo bastante parecido. En aquel Conde de Godó jugué muy bien, pero también es otro tipo de superficie, la tierra batida siempre te da más tiempo a hacer lo que tú quieres con la pelota, si allí jugué mejor fue en parte por las condiciones. Volviendo a las diferencias, posiblemente ahora ya no haga tanto kick como hacía antes, pero creo que lo suplo tomando las cosas de otra manera, lo cual también me ayuda a la hora de jugar”, resume el pupilo de Carlos Calderón.
Hace dos años se quedó sin ranking, hace uno volvía a estar entre los 100 primeros, hoy su nombre ya aparece entre los 50 mejores de la tabla. Es Pablo Andújar, un hombre sencillo que disfruta de lo que hace. Cómo no hacerlo, cuando la vida a punto estuvo de arrancárselo. “Mi objetivo, más allá de la salud, es mejorar mi tenis. Mi deseo es ver que mejoro como tenista, que en un año esté jugando mejor que ahora. Lo primero, como siempre digo, es la salud, si no estás sano todo lo demás es imposible, no existe. Eso es lo que me va a permitir hacer grandes cosas en el futuro”.
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