Roland Garros 2018: Nadal, a la búsqueda de un torneo de 11

El dominio de Nadal en París sigue siendo incuestionable, con solamente dos derrotas a lo largo de su carrera en el segundo Grand Slam de la temporada. La temporada 2018 no ha sido menos hasta el momento, y la vitola de gran favorito no ha pesado al juego del manacorí, que depende de la gran final para mantener el número uno mundial. Su entrada en el torneo, que pudo dejar alguna duda no fue presagio del nivel que ha alcanzado por momentos en la Philippe Chatrier, que nuevamente ha disfrutado con el mejor juego del español.

Debutaba contra Simone Bolelli y a pesar del resultado, fue un test de los más duros que ha tenido Nadal este año en Roland Garros (6-4, 6-3 y 7-6(9)). Quizás por el hecho de que fuera primera ronda, la sorpresa por el juego directo del italiano, o por los nervios paralizadores de saberse nuevamente en tierra prometida, en la búsqueda de su 17º título de Grand Slam. La lluvia hizo acto de presencia y sacó al mejor Nadal en la segunda jornada de competición para el manacorí, que tenía en el argentino Guido Pella su rival en segunda ronda.

No opuso mucha resistencia Pella, que solamente pudo luchar en la primera manga por hacer algo de daño al juego del actual campeón en París (6-2, 6-1 y 6-1). Un partido que servía a Nadal para coger mejores sensaciones, que las dejadas por el enfrentamiento ante Bolelli, que sin embargo, fue un buen toque de atención de cara a medir sus opciones de alcanzar el título en la presente edición de Roland Garros.

Con Richard Gasquet, le hacía revivir pesadillas pasadas al francés, que no podía hacer otra cosa que certificar su decimosexta derrota en otros tantos partidos frente a su gran bestia negra, Rafa Nadal (6-3, 6-2 y 6-2). Poco a poco el número uno mundial subía las revoluciones de su juego y enfilaba la segunda semana del torneo mejorando las sensaciones con las que había comenzado su nueva andadura en París.

Los octavos marcaron otro reto frente a Maximilian Marterer. Su antiguo sparring demostró que es más una realidad que una futura promesa y llegó a estar a punto de arrebatar un set al español (6-3, 6-2, 7-6(4)). Nuevamente la templanza y el saber estar de Nadal le permitieron salir del atolladero, pero sin encontrar sus mejores sensaciones como iba a quedar demostrado en el envite de cuartos de final.

Diego Schwartzman era capaz de hacer saltar las alarmas llevándose el primer set de su partido ante Nadal. Nuevamente la lluvia se aliaba con el balear y le permitía buscar en su subconsciente la tecla con la que cambiar radicalmente su juego (4-6, 6-3, 6-2 y 6-2). La encontró, y tras la reanudación Rafa fue un ciclón total, un cambio que muy posiblemente le ayudó a afrontar con mayor moral su partido de semifinales ante Juan Martín del Potro.

Y es que Nadal se crece conforme mayor es el reto que se le presenta en frente, y acabó arrollando al argentino, que entraba en todas las quinielas para poner en apuros al manacorí, que tras un primer set disputado, dominó de cabo a rabo al de Tandil (6-4, 6-1 y 6-2) para plantarse en su undécima final de Roland Garros.

Solamente un escalón le queda a Nadal para poder saborear un nuevo título en Roland Garros, el undécimo. Su rival no podía ser otro que el único tenista que ha conseguido ganar al balear en tierra batida en 2017 y en 2018, Dominic Thiem. El austríaco peleará en su primera final de Grand Slam, y ya sabe lo que es sufrir a rafa en París, cayó con claridad en las semifinales del curso pasado. La experiencia y el dominio absoluto del español, frente a la ilusión y la fuerza que tendrá en frente, si quiere firmar un torneo de 11.