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La final soñada

Eurosport
PorEurosport

Publicado 09/06/2006 a las 06:00 GMT

La final de Roland Garros tendrá los protagonistas soñados, el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, en un nuevo duelo fijado tras sus victorias ante el croata Ivan Ljubicic y el argentino David Nalbandian, respectivamente.

En unas semifinales históricas, pues por primera vez desde hace 21 años asistían los cuatro primeros jugadores del mundo, Nadal venció a Ljubicic por 6-4, 6-2 y 7-6 (7), mientras que Federer accedió por primera vez a la única final del Grand Slam que le faltaba al derrotar a Nalbandian por 3-6, 6-4, 5-2 y abandono del argentino, debido a un desgarro en los abdominales.
Será el séptimo enfrentamiento entre Nadal y Federer, balance que domina el español por 5-1, con los cuatro últimos duelos, desde las semifinales del pasado año aquí mismo firmadas con triunfo del zurdo de Manacor que le ha derrotado este año en las tres ocasiones, tres finales, que han cruzado raquetas: Dubai (pista dura) y Montecarlo y Roma (tierra batida).
Nadal firmó su 59 victoria consecutiva sobre tierra batida y la 23 de esta temporada (es el líder) de forma explícita, jugando el mejor partido de estas dos semanas, con control, mando y ejecución, sobre todo en el desempate final, en el que logró tres saques directos. No tuvo nervios el español y muy agresivo despachó a Ljubicic en su cuarto enfrentamiento, ahora con 3-1 para el de Manacor.
Ljubicic puso en práctica la estrategia planeada con su entrenador, el italiano Ricardo Piatti, jugar lo más agresivo posible, saque y volea si fuera preciso, enviar misiles con su servicio que llegaron a los 220 kilómetros por hora, y eludir como un hierro candente los intercambios desde la línea de fondo.
Pero Rafa salió airoso de esa táctica mas propia de Wimbledon que de Roland Garros. El español le rompió dos veces el saque en el primer set, otras dos en el segundo, y su derecha cobró mayor potencia y puntería en el tercero. Pero donde de verdad mostró su clase, su garra, fue en el desempate.
Allí Ljubicic llegó a estar por delante 5-3, pero dos saques directos prodigiosos del español, discutidos por su rival, pero confirmados por el juez de silla, el portugués Carlos Ramos, le dieron alas para liquidar al final al tercer intento.
Antes, Roger Federer respiró contento, cuando Nalbandian explicó al juez de silla, el francés Pascal Maria, que no podía continuar.El de Unquillos se había lesionado en partido anterior contra el ruso Nikolay Davydenko pero pensaba que los dos días de descanso serían suficientes para jugar con tranquilidad ante Federer.
Y en el primer set, Nalbandian jugó de forma exquisita, dominando, repartiendo juego, haciendo sufrir al suizo, al que había doblegado en la épica final de la Copa Masters de Shanghai el pasado año, y con quien perdió apuradamente (estuvo a dos puntos de la victoria) hace dos semanas en las semifinales de Roma.
La derecha y el revés del "Rey David", que rompió en el 3-2 y 5-3 y que se hizo con la primera manga en 30 minutos, hacían soñar a sus seguidores que no obstante del dominio del argentino estaba con expectación esperando la reacción de Federer, que había encajado cinco juegos consecutivos hasta perder el primer set y ceder 3-0 en el segundo, con saque del cordobés.
La magia del número uno y los problemas del argentino llegaron al unísono. Federer logró nivelar esa desventaja e igualó 3-3, pero donde brilló especialmente fue en ese séptimo juego del segundo parcial cuando un golpe por debajo de las piernas del suizo al borde de la línea de fondo, entró como una bala en el paralelo de Nalbandián, que cubría la red esperando un remate fácil y para nada, un golpe de ensueño como ese.
Los casi 16.000 espectadores que llenaban la pista Philippe Chatrier se rindieron, si no lo estaban ya, a la magia de Federer, que levantó por primera vez el puño en alto, en señal de alegría.
Con esa ruptura Federer ya se fue fácil al 6-4, conservando su saque, mientras que la cara de Nalbandian reflejaba el primer rictus de dolor en sus abdominales, una lesión que le ha perseguido durante buena parte de su carrera y en esta ocasión puede costarle su participación en el torneo de Wimbledon en 15 días. El argentino además cedió su saque de entrada en el tercer set, y en el descanso del 2-1 pidió asistencia médica, y una más poco después.
La cara de Nalbandian reflejaba ansiedad e impotencia. Ya no podía sacar al nivel del primer set, ni moverse con esa agilidad demostrada entonces cuando apabulló al número uno del mundo.
Federer ganaba fácil y David sacó adelante como pudo el sexto juego (2-4), pero tras perder su saque en el séptimo se dirigió al juez de silla para comunicarle que dejaba el camino expedito a Federer.
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