Roger, directo a la final

Nalbandian jugó un primer set exquisito e incluso estuvo dominando 3-0 en el segundo, pero sus problemas de siempre con los abdominales le impidieron continuar al mismo nivel y, cuando se cumplía una hora y 38 minutos, decidió abandonar, cuando ya no podía mantener el mismo nivel de la primera manga.

A pie de pista, una vez que alcanzaba su primera final en Roladn Garros, Federer reconoía haber tenido "un poquito de suerte", al tiempo que analizaba el tramo de partido que se había disputado: "Nalbandian estaba jugando muy bien en el primer set, pero yo logré reaccionar".

El cordobés había roto, en la primera manga, dos veces el servicio de Federer, en el 3-2 y 5-3, para hacerse con este parcial en 30 minutos, y albergar la posibilidad de una victoria rápida, tal y como se estaba desarrollando el encuentro.

Federer reaccionó, sin embargo, mediado el segundo set y logró nivelar una desventaja de 3-0 para igualar el parcial. Llegó el séptimo juego y, con un golpe por debajo de las piernas al borde de la línea de fondo, Federer dejaba para la hemeroteca un golpe de ensueño que anticipaba, al menos, un resultado favorable para u número 1 indiscutible.

Los casi 16.000 espectadores que llenaban la pista Philippe Chatrier se rindieron, si no lo estaban ya, a la magia de Federer, que levantó por primera vez el puño en alto, en señal de alegría.

Con esta ruptura, Federer se fue fácil al 6-4, conservando su saque, mientras que la cara de Nalbandian reflejaba el primer rictus de dolor en sus abdominales, una lesión que le ha perseguido durante buena parte de su carrera. El argentino además cedió su saque de entrada en el tercer set, y en el descanso del 2-1 pidió asistencia médica.

La cara de Nalbandian reflejaba ansiedad e impotencia. Ya no podía sacar al nivel del primer set, ni moverse con esa agilidad demostrada entonces cuando apabulló al número uno del mundo. Federer ganaba fácil y el argentino sacó adelante como pudo el sexto juego (2-4) pero, tras perder su saque en el séptimo, se dirigió al juez de silla, el francés Pascal Maria, para comunicarle que dejaba el partido colocando a Federer en la final para enfrentarse contra el ganador del duelo entre Nadal y Ljubicic.