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El coaching busca su lugar en el tenis

Fernando Murciego

Publicado 23/08/2019 a las 21:59 GMT

Por tercer año consecutivo, el US Open acepta el coaching en su fase previa masculina y femenina. ¿Llegará el día en que lo veamos también en el cuadro principal? Hablamos con un periodista, un ex tenista y un jugador en activo acerca de este debate que viene ya unos años generando controversia sobre la mesa.

Paula Badosa y Xavi Budó

Fuente de la imagen: Eurosport

El partido apenas lleva tres juegos transcurridos cuando Paula Badosa, antes de volver a poner la pelota en juego, se acerca a su banquillo a dialogar con Xavi Budó, su entrenador. Esto que en cualquier otro Grand Slam sería utopía, en el US Open viene siendo algo habitual desde 2017, una apuesta en la que también confió el Open de Australia buscando dar un voto de confianza al coaching en los grandes torneos. En el circuito femenino conocen bien la fórmula, ya que la disfrutan a lo largo de toda la temporada, pero en el masculino son ya varios los años en los que existe un silencio intencionado sobre el debate. ¿Veremos algún día a la ATP regular este procedimiento? ¿Lo veremos en los cuadros finales de los Grand Slams? ¿Realmente lo piden los jugadores o es un objetivo más comercial? En Eurosport tocamos el debate desde varios puntos de vista.
“No creo que tenga mucho futuro, desde luego en ATP no se oyen muchas voces que lo pidan para este circuito”, afirma Fernando Gómez, periodista de la casa desde hace casi 25 años. “Ni siquiera aunque tuviera éxito en los torneos de Grand Slam, en el caso de que algún día lo viéramos también en el cuadro final. Los dos torneos más tradicionales que hay, Wimbledon y Roland Garros, nunca se han planteado incluirlo en la fase previa, por lo que cada evento sigue su camino”, presupone el narrador.
Pero lo de Nueva York no es un coaching al uso, donde el entrenador baja a la silla para dialogar pausadamente con su jugador, con micrófono y petaca incluido. En la Gran Manzana apreciamos un coaching express, por definirlo de alguna manera, donde el jugador puede acercarse a su banquillo cuando crea conveniente para cruzar un par de impresiones con su equipo sin demorar el partido. La imagen sale en pantalla, pero exenta de micros, por lo que la conversación queda en el círculo privado de sus protagonistas. “El tenis ha sido siempre un deporte individual, excepto cuando se ha jugado por equipos. Incluso de la forma en la que se está implantando, siendo el jugador quien se dirige a la grada para comunicarse con su entrenador, me parece poco estético o televisivo”, amplía Gómez. “Ni termino de estar de acuerdo con este modo, ni creo que vaya a tener mucho futuro”.
Àlex Corretja, profesional durante catorce temporadas, opina sobre este asunto desde una perspectiva más personal, desde la experiencia de quien ha estado dentro y conoce las necesidades del jugador. “Si tu entrenador, cuando estás en su lado de la pista, quiere decirte algunas cosas sin gritar ni ser escandaloso, o hacer alguna seña, me parece que es un gran paso para evitar episodios como el del año pasado entre Serena y Carlos Ramos”, afirma el ex Nº2 del mundo. “El árbitro no tiene que estar en la pista para hacer de policía de los entrenadores y ver si les dicen algo a sus jugadores. Siempre y cuando se controle esto, me parecería bien, acabaríamos con esa sensación de persecución a los entrenadores como si fueran casi delincuentes”, completa.
Y los jugadores, ¿qué opinan? Si ponemos la grabadora enfrente de un top50 posiblemente encontramos siempre la misma perorata: el tenis es un deporte de gladiadores donde cada uno debe encontrar sus propias soluciones. Pero el tenis no solo engloba a los 50 mejores, por debajo hay cientos de voces que opinan diferente. “Que baje el entrenador a pista, como pasa en los torneos WTA, quizá sea demasiado, pero sí pienso que el tenis tiene unas normas muy antiguas, aunque ya hemos visto cómo se ha mejorado el ojo de halcón o se ha instalado el reloj en pista, algo que hace unos años era inviable”, subraya Pedro Martínez Portero, presente esta edición en la Qualy del US Open. “Este nuevo coaching, del modo que se hace aquí, creo que está bastante bien. Me gusta porque se le da un poco de protagonismo al entrenador, que hacen un trabajo enorme y siempre están en la sombra”, destaca el valenciano.
Un tipo de coaching perfecto para escenarios humildes, pero no tan viable si pensamos a lo grande. “En una pista pequeña es más o menos fácil, pero en una pista central es muy difícil. Muchas veces las gradas están muy arriba, no podrían acercarse, sería ilógico hacer eso”, aporta Corretja. “Apostaría por un coaching más regulado, sin necesidad de que el entrenador esté ahí metido siendo el protagonista. Sigo pensando que es bueno que los tenistas busquen sus propias soluciones, esto es un deporte individual, a pesar de que creo que sí pueden tener un contacto visual o de voz con su equipo. La forma en la que uno gestiona los partidos depende de la psicología del tenis y de la forma en la que tú preparas el partido previamente con tu entrenador”, resume el campeón de 17 títulos ATP.
Eso sí, Àlex entiende que también se debe proteger el carácter íntimo y personal que se presupone entre un jugador y su entrenador a la hora de tratar. “El entrenador tiene que tener la libertad para hablar con su jugador con toda la tranquilidad, sin necesidad de explicar tácticas ni sentimientos. Lo que pasa en WTA, donde el coach baja con un micro, me parece muy espectacular, pero como jugador no me gustaría que se viera lo que me dice mi entrenador, o de qué manera me lo dice. Igual que si fuera entrenador tampoco me gustaría, eso es algo muy privado que tienes que mantener con tu jugador”, sostiene el comentarista.
Este pensamiento se mantiene del mismo modo en las nuevas generaciones, como bien refleja Martínez Portero, aunque con una visión abierta siempre al cambio. “A mí me gusta cómo se hace aquí. Te puedes levantar en el cambio y hablar con tu entrenador, o le puedes preguntar antes de sacar hacia qué dirección debes hacerlo. Si te sientes un poco incómodo puedes preguntarle rápido que no hay ningún problema. Además, así eliminaríamos un poco las batallas y las multas contra el coaching, porque en cada torneo nos fríen. El entrenador siempre suele hablar durante los partidos, aunque sea a escondidas”, reconoce el de 22 años.
Una ecuación difícil de resolver si lo que buscamos es que todas las partes quedan contentas. Por mucho que opinemos los periodistas, o por muy alto que alcen la voz los entrenadores, si entre los propios jugadores no se ponen de acuerdo será complicado llegar a un acuerdo. De momento, por los motivos que sean, parece que existe un impulso importante desde dentro para que el coaching vaya tomando forma hasta ocupar su lugar en el tablero. La fase previa de Melbourne y Nueva York llevan tiempo unidos a la corriente de la WTA, el tiempo dirá si es una tendencia pasajera o es el principio de una nueva realidad en el tenis profesional.
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