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US Open 2019: Daniil Medvedev y las segundas oportunidades

Agustín Galán

Actualizado 08/09/2019 a las 13:30 GMT

Daniil Medvedev se enfrentará a Rafa Nadal en su primera final de un Grand Slam después de haber sido derrotado con contundencia en el Masters 1000 de Montreal. En aquella ocasión, Medvedev pagó la novatada de cruzarse por primera vez con el número dos del mundo y fue barrido de la pista, algo que intentará evitar en la Arthur Ashe.

Daniil Medvedev (US Open 2019)

Fuente de la imagen: Getty Images

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, reza el dicho, y Daniil Medvedev trabaja constantemente para evitar cumplir esa máxima. El primer encuentro entre el moscovita y Rafa Nadal se produjo hace apenas un mes, sobre la pista dura de Montreal, en la final de la Copa Rogers. Nadal acudió con precauciones, dada su escasa actividad tenística desde Wimbledon, y Medvedev llegaba en un buen momento, pues su rendimiento en la gira norteamericana previa al US Open ha rozado el sobresaliente, lo que le ha permitido encaramarse a lo más alto de la ATP sin tener en cuenta al Big 3. En términos prácticos, Medvedev era en aquella final el mejor de los 'mortales'.
La realidad mostró otra imagen muy diferente. Nadal y Medvedev compitieron durante un set, pero en el segundo sólo compareció el balear, todo un huracán competitivo que apuraba las líneas de la pista canadiense mientras Medvedev apenas perseguía estelas verdosas. El resultado final, 6-3 y 6-0, fue una dura carta de presentación para el joven ruso, una lección de humildad más contundente de lo esperado, y así lo reconoció estos días en Nueva York: “Fue duro. Su energía era mucho mayor que la mía. Diría que me comió en la pista porque el inicio fue bastante igualado. Tuve un punto de break, luego él rompió, pero sólo perdí con un break. Después él sólo jugaba más duro, más duro, más rápido, más fuerte y yo sólo me venía abajo”, describió.
De aquella aciaga tarde espera hacer propósito de enmienda este domingo en Nueva York, su primera aparición en la final de un Grand Slam con la pista específica de tenis más grande del mundo sin quitarle atención: “Jugar contra él [Nadal] en tu primera final de Grand Slam debería ser algo divertido. No será divertido, pero será algo increíble de vivir”, confesó un Medvedev consciente de que la prueba que tendrá enfrente no será menos exigente que la vivida en Montreal.
Ante la segunda oportunidad que tendrá ante Nadal, el balear tampoco prefiere fiarse, como avisó ante el micrófono de Eurosport después de despachar a Matteo Berrettini en la segunda semifinal. “No creo que tenga el cruce de cables que tuvo en Montreal”, concedió Nadal, a quien no se le escapa que Medvedev está cuajando una temporada soberbia en pista dura y tiene ya asegurada su presencia en las ATP Finals gracias a ello. Para su tío Toni tampoco es un rival a menospreciar el ruso. En las últimas semanas viene advirtiendo de que, de todos los tenistas de la next gen que buscan dar el salto a la élite, Medvedev parece el más decidido a subir peldaños en la clasificación ATP.
Aquella derrota no fue la única enseñanza que Medvedev está intentando aplicar estos días en Nueva York. Durante los partidos de tercera ronda y octavos de final se vio la versión más gamberra del moscovita, mezcladas con unas molestias físicas que terminaron sacando su peor versión a la luz. No es una novedad, pues de su volcánico carácter ya hay suficientes muestras desde su etapa juvenil.
Tras la semifinal contra Grigor Dimitrov, la prensa presente en Nueva York le preguntó si ese personaje del villano oficial del torneo que estaba representando lo había sacado inspirado por la lucha libre. “Es curioso, porque cuando tenía seis o siete años me gustaba la lucha libre porque pensaba que era real. Mi padres me decían: '¿por qué estás viendo esto? Es sólo un show'. Pero no creo que esto haya influido en lo que ha pasado aquí. Como ya dije, quiero ser una mejor persona que hace unos días”. Esa versión troll del ruso chocaba mucho, ya que ese rol lo desempeña de una forma mucho más natural Nick Kyrgios, apeado del torneo, como es habitual, antes de llegar a las últimas rondas. De Medvedev se valoran mucho más su calidad y su capacidad de sufrimiento sobre la pista. La Arthur Ashe lo perdonó tras vencer a Stan Wawrinka en cuartos, permitiéndole de este modo redimirse ante ellos, algo que aprovechó a conciencia con un baño de multitudes en los alrededores de la central.
La doble reválida de Daniil Medvedev llega este domingo con dos hándicaps no menores: la carga de tiempo en pista que lleva encima (casi triplica la de Nadal, que además ) y el hecho de que las 24 000 personas que abarrotarán la Arthur Ashe tienen en Nadal a su ojito derecho indiscutible, el jugador que protagoniza puntos electrizantes que conectan con el espíritu del show business predominante en EE. UU. Una nueva explosión de ira contra la grada no tendría marcha atrás. El tenis ruso también estará pendiente en la distancia de Medvedev, primer representante de su país en una final del US Open (Marat Safin fue el último en disputarla en el 2000) y también de un Grand Slam (de nuevo Safin en el Open de Australia 2005). La segunda oportunidad que tendrá Medvedev puede ser de las que supongan un espaldarazo único en la carrera profesional de un tenista llamado a alcanzar grandes éxitos.
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